En una larga conversación, en la que abordó temas económicos, políticos y culturales, Ricardo Hipólito López Murphy reaparece en la escena política a través del armado de una fuerza alternativa que, de prosperar, hará su debut en las elecciones legislativas de 2021.
El excandidato presidencial de Recrear para el Crecimiento, que con algo más del 16 por ciento de los votos logró el tercer lugar en las elecciones de 2003, finalmente ganadas por Néstor Kirchner, ha tomado la decisión de volver a la política agonal, sin haber abandonado nunca la política arquitectónica, sustentada en el estudio, el análisis y las ideas.
Republicano convencido, expresa que la batalla en que estamos inmersos es esencialmente cultural, y secundariamente político-electoral. Lo que está en juego, sostiene, es el futuro de los argentinos, amenazado por una hegemonía caracterizada por la irresponsabilidad. El peligro, afirma, es que se trasplante al país la experiencia de la provincia de Santa Cruz, riquísima en recursos naturales y destrozada por la ineptitud, aunque signada por un poder político –el de los Kirchner- hegemónico e indesafiable.
El riesgo de la Argentina, para López Murphy, es caer en una hegemonía decadente pero difícil de desafiar, como ha ocurrido en Cuba, Venezuela y Zimbabwe. Respecto de Cuba, le sorprendió en sus recorridas por nuestro país el nivel de desconocimiento de lo que ocurre en la isla caribeña. Y, a manera de ejemplo, dijo que Cuba era cinco veces República Dominicana y hoy es cinco sextos de este país. “Fidel y Raúl le han hecho perder a Cuba cinco sextos de su nivel de vida”, rubricó. Y aprovechó la comparación para vincular la cuestión cultural que enfrentamos en la Argentina.
Cómo hacemos, se preguntó, para lograr que la gente que genera valor en la Argentina, la que hoy está y la que puede estar mañana, tenga reglas del juego estables que reconozcan la propiedad privada y el valor de la iniciativa; y que el gobierno entienda que tiene límites, que no se puede confiscar a los conciudadanos, porque si esto ocurre, lo único que les queda a los emprendedores es buscar soluciones fuera del país.
El economista y político pone énfasis en la importancia de la educación, y señala que el costo más grande de las cuarentenas decretadas por la pandemia, es la pérdida de 150 días de clases, lo que ahonda brechas culturales y representa una dramática pérdida de capital humano que, si no se corrige con medidas efectivas, agudizará problemas distributivos y de perspectiva en la sociedad argentina.
Al respecto enfatizó que nuestro éxito como nación en el pasado fue consecuencia del proyecto sarmientino de homogeneizar el capital humano. Por eso propuso sin éxito usar en este tiempo de confinamiento a la TV pública como vector educativo para el dictado de clases alternativas en la escuela primaria. Y ahora propone que en el transcurso de los tres próximos años se recuperen proporcionalmente los días perdidos durante esta emergencia sanitaria. Puntualizó que el sistema educativo se fue degradando con los años porque dejó de ser un servicio educativo para la formación de los chicos y se convirtió en un bastión de lucha contra el capitalismo, trocando el valor del mérito por el de la militancia.
También desplegó una serie de ideas orientadas a la generación de empleo en el marco de una crisis muy profunda en la que el Estado está totalmente quebrado, al punto de haber tomado préstamos ingentes de los bancos, hoy enervados por esa razón. Por ese motivo esboza para las Pymes un régimen similar al de la locación de servicios por parte del Estado, con contratos que contemplen coberturas de salud y accidentes de trabajo, así como un ahorro obligatorio con destino a un fondo de desempleo al tipo del que existe para los obreros de la construcción. Mecanismo que deja de lado el concepto tradicional de indemnización y permite alentar la actividad de las Pymes, cruciales en un proceso de recuperación económica.
Otro aspecto que lo preocupa y que considera escandaloso, es el de la suelta de unos 5.000 presos con la excusa de la pandemia, acción que provoca un aumento de la inseguridad, convertida en uno de los principales problemas de la población.
Manifestó luego que estamos en una encrucijada que se expresa en la batalla cultural. Según las decisiones que tome la ciudadanía, apreció, podemos marchar hacia la irreversibilidad de la decadencia o, por el contrario, reactivar un proceso de desarrollo apoyado en los que tienen iniciativa, generan valor y sostienen a los demás, en claro contraste con los que viven de lo que los demás producen.
En cuanto a la propuesta política de su sector, explicó que están armando en todo el país un vehículo institucional que les permita competir en las elecciones del año próximo. La idea que los moviliza es la de construir un gran frente con quienes tengan pensamientos afines, que pueden provenir de sectores del centro, liberales y conservadores, y que en su confluencia le den sustento a esta alternativa. Lo estamos intentando, manifiesta, y encontramos mucha gente que comparte valores trascendentes y que están convencidos de que no se puede construir el futuro sobre la base de privilegios o favores otorgados por la oligarquía política. Somos optimistas. Intentaremos competir en las legislativas de 2021 y converger en las presidenciales de 2023. El año que viene contaremos los porotos que cada uno tiene, para, a partir de allí, completar el diseño para 2023. En lo inmediato, nos preocupa la elección de senadores en algunas provincias, y pondremos todo nuestro esfuerzo en mantener, y si es posible aumentar, las bancas que hoy le impiden a Cristina Kirchner lograr los dos tercios que necesita para destruir la institucionalidad de la Argentina, enfatizó.