Más determinación, pura intensidad, músculos que sufrieron las consecuencias y de allí los calambres. Eso fue Unión. Sin claridad en el primer tiempo; más agresivo y penetrante en el segundo tiempo. Y con un podio integrado por Yeimar Gómez Andrade, Nicolás Mazzola y Nelson Acevedo, en ese orden, para justificar la victoria más allá de lo ajustado de la misma y de algunas situaciones que pudieron cambiar la historia del resultado final pero no de los merecimientos y del trámite en sí, que fue favorable a Unión.
Gómez Andrade (8) jugó un partido a la altura de lo que necesitaba Unión. Impasable por arriba y por abajo, le ganó en todas a Morelo y resolvió casi siempre bien. Inclusive, hasta aportó su presencia en las jugadas de pelota quieta (tiros libres o córner), en las que viene siendo oportuno y peligroso. Fue la figura de Unión y del partido.
En un segundo escalón se lo ubica a Nicolás Mazzola (7). Tremenda exigencia física, gran despliegue y astucia para marcar el gol de la victoria. Tuvo una ocasión en el primer tiempo, luego de un centro de Martínez que no alcanzó a conectar. En el segundo tiempo, cuando se encontró con el mal despeje defensivo de Colón, fue a pelear la pelota con Burián y alcanzó a “punteársela” para convertir el tanto de la victoria. Después tuvo otra chance cuando definió de zurda, ya con el partido 1 a 0. Pero además, el delantero se movió por todo el frente de ataque, jugó de espaldas, se tiró atrás, pivoteó y jugó en función de equipo.
Y si buscamos al tercer integrante del podio, ese lugar queda para Nelson Acevedo (7). Se paró de volante de contención clásico, delante de la línea de cuatro. Fue el primer pase y también el último. En la jugada del gol tiene participación y luego mete varios pases entre líneas que significaron un problema para la defensa sabalera. Volvió a tener la preponderancia de otros tiempos, algo que parecía olvidado y que lo había relegado al banco de suplentes.
Después hubo un rendimiento parejo, con algunos niveles más altos que otros y con jugador, como el caso de Jalil Elías (6) que mostraron un nivel acorde a lo esperado por la jerarquía del partido. El rosarino tuvo su mejor actuación desde que llegó a Unión. Jugó de doble cinco más adelantado, tratando de explotar espacios vacíos y haciendo también un enorme despliegue. Se fue totalmente acalambrado de la cancha.
Moyano (5) no tuvo mucho trabajo. Atajó con seguridad un remate cruzado de Morelo en el primer tiempo y un par de intervenciones en el segundo. Siempre atento pero sin intervenciones de riesgo.
En el fondo, más allá de la figura de Gómez Andrade que resalta del resto, hubo rendimientos parejos. Martínez (6) no escatimó esfuerzos proyectándose al ataque en el primer tiempo y armando un buen tándem con Bonifacio. En el segundo se quedó un poco más, sobre todo a partir del ingreso de Esparza. Bottinelli (6) jugó con concentración y ganó en la mayoría de las veces; lució más Gómez Andrade, pero el experimentado defensor consiguió ser un buen complemento del moreno colombiano. Por último, Corvalán (6) redondeó un interesante partido, con algunas apariciones por sorpresa y cerrando por completo el lateral.Empujó muchas veces al equipo y le dio mucha intensidad al juego por su costado.
Bonifacio (6) tuvo un partido muy interesante, complicando a Escobar en el primer tiempo, soltándose siempre y aprovechando los espacios en el complemento. Se fue de la cancha acalambrado por la enorme exigencia física. Por su parte, Carabajal (6) mostró sus condiciones técnicas, le ganó las espaldas a Zuqui y varias veces le hicieron el 2-1 con Corvalán a Vigo. Terminó el partido volcado por derecha. Aguantó bien, pero hacía mucho que no jugaba 90 minutos.
Arriba, Bou (6) también tuvo una gran exigencia física, se movió por todo el frente de ataque y a pesar de que no tuvo la misma incidencia que Mazzola, igualmente su rendimiento fue interesante y activo.
Méndez (6) entró bien, corrió mucho, se ubicó como doble cinco y fue vertical a la hora de avanzar. Le dio aire al mediocampo cuando ingresó por Bonifacio, corriendo a Jalil Elías al costado. Además, el pibe Comas intentó también aportar un poco de profundidad, algo que consiguió a medias, cuando el partido se hizo más abierto en el final del partido y también Milo tuvo algunas apariciones interesantes por izquierda, cuando Carabajal se fue a jugar al otro costado. Unión terminó el partido sin la chance de renovar y darle un poco más de frescura al ataque con Troyansky o con Cuadra y con un mediocampo renovado ya que tres de sus integrantes debieron salir. En el final del partido, Carabajal y Milo jugaron por afuera, mientras que Méndez-Comas terminó siendo la dupla de volantes centrales.
Respecto del técnico, Madelón pergeñó un partido de control. Por eso, se vio a un equipo decidido a hacerse del terreno y la pelota desde el mismo arranque del partido. Eso lo consiguió y salvo en los minutos finales, cuando las piernas ya no respondían y Colón, obligado por las circunstancias, se adelantó y lo atacó, el gobierno del partido lo tuvo Unión. A veces dominándolo y en otras siendo más impetuoso que el rival.
Madelón quiso eso: que Unión sea el que asuma la iniciativa; y que imponga el ritmo. Colón es un equipo que levantó su rendimiento físico y mental. Pero en esta ocasión, Unión mostró una mayor intensidad. Y lo ganó bien, porque lo jugó como se debe jugar un clásico.