Fue un desahogo para la gente y un respiro para el técnico. ¿Habría soportado Lavallén una derrota o una eliminación?, dudo. El más que nadie sabe que los resultados mandan. Y los números eran muy malos: en los cinco últimos partidos, sólo una victoria y cuatro derrotas. Pero además, un nivel futbolístico preocupante y una situación en la tabla de promedios de la Superliga, apremiante.
Pero el fútbol tiene estas cosas. El segundo tiempo de Colón fue excelente en todo sentido, se floreó, marcó una cantidad sobrada de goles, aprovechó muy bien el contragolpe, fue vertical y contundente. La entrada de Morelo tuvo mucho que ver. Pero el primer gol, cuando apenas iban dos minutos, abrió totalmente el partido. Después de un 0 a 0 que dejaba el margen para la preocupación, al cabo del primer tiempo, Colón tuvo en ese gol marcado por Morelo cuando recién se estaban acomodando, la tranquilidad necesaria para seguir buscando los goles que después llegaron a granel.
Lavallén acertó con Estigarribia, le exigió movilidad a los volantes, no hubo posiciones fijas en varios jugadores (Bernardi y Aliendro aparecieron por todo el frente de ataque para formar sociedades), pero en ese primer tiempo faltó lo esencial: el gol.
Todo cambió desde el ingreso de Morelo, que fue la figura. Y anduvo bien el Pulga, que evidentemente tiene todas las características de ese jugador que necesita libertades y compañía.
Ni el Pulga metido de punta como ante Argentinos Juniors ni tampoco el Pulga que queda aislado del resto y lejos del arco del partido de ida en Venezuela. Son dos versiones no convenientes para un jugador que viene mostrando claridad y capacidad para manejar la pelota. Y a eso, ningún entrenador lo puede desaprovechar.
Muchos hoy se preguntarán qué pasa con Morelo que no juega. Y en este aspecto, estoy seguro de algo: Morelo, Leguizamón, Sandoval y, en menor medida, el Pulga Rodríguez, no tienen las características del “9” que pretende el entrenador. Posiblemente, la falta de continuidad y confianza plena para algunos de ellos, también conspire contra su rendimiento. El “Pulga” está para jugar con libertades absolutas. Y esto no va en detrimento de la necesidad de que pise el área, porque la pisa. Pero no se lo puede condenar a encasillamientos posicionales o funcionales que desmerecen y opacan su verdadero potencial.
El “error” de Lavallén está en no potenciar al equipo con lo que tiene. Daría la impresión de que espera algo que quizás no llegue (el tan mentado “9”). En el “mientras tanto”, el equipo adolecía de gol, generaba poco y concretaba menos. Entonces, pasaban muchos partidos (como en este lapso de cinco encuentros mencionados hasta el de este jueves) y el equipo no marcaba. Por un lado, le daba cierta dosis de razón al técnico. Por el otro, desnudaba sus limitaciones para que se encuentren ideas, caminos y soluciones con lo que tiene. Recién se dieron en este partido. Y fueron cuatro goles en un partido que, durante todo el primer tiempo, no avizoraba de ninguna manera que tuviese semejante y categórico desenlace.
Desahogo y euforia para la gente, respiro para el técnico. Y a propósito de la gente, hay algo que quedó muy claro: la Municipalidad habilitó la cancha de Colón para 32.210 espectadores contabilizando el sector bajo de la tribuna sur, que no se habilitó. Por lo tanto, el cálculo que se hizo por parte de la Seguridad —que no resulta científicamente totalmente infalible— es que hubo entre 27 y 28 mil espectadores en el estadio. Mucho, muchísimo para los tiempos que se viven.
Entre la exitosa idea de la “promo 2 x 1” (un socio invitaba a un no socio y pagaban ambos la entrada de socio), la disminución del precio de las entradas (en otros partidos, el socio pagó bastante más de lo que abonó para este ante el Zulia) más el lógico interés que despertaba el partido, se llenó la cancha. Y la conclusión es que pasa casi todo por lo económico.
El bolsillo manda por estos tiempos. Y si bien se entiende que el fútbol sea un deporte superprofesional y por lo tanto deba pagarse por ese espectáculo, también la realidad del país, caótica y condicionante, le pone freno a las intenciones y a las ganas del hincha. Colón es un club que tiene una cuota social muy baja y siempre digo que el verdadero sentido de pertenencia, por parte de la gente, se manifiesta haciéndose socia y no borrándose ante la primera derrota. Pero la realidad es implacable. Y la gente hoy sufre, se limita y se priva de muchas cosas que quisiera hacer y que no puede. Pero este jueves, la pasión pudo más. Había que estar. Y estuvieron.
La comisión directiva del club Atlético Colón agradece a todo el público asistente al partido de Copa Sudamericana por su comportamiento excepcional y el apoyo incondicional brindado a la Institución, generando un gran espectáculo de nivel mundial.
Fue el resultado, favorable a Colón, del encuentro que se jugó este viernes en el Rafael Batres. El equipo alistó a Hass; Garcés, Quiroz, Meza, Moschión; Espíndola, Taborda, Laborie, Malimberni; Ruiz Díaz y Aranda (autor del gol). El entrenador, Pablo Bonaveri, alistó en el banco a Masuero, Aracando, Barreto, Baez, Farías, Rurak y Vázquez. Estuvo presente Pablo Lavallén observando el encuentro.
“Fue la gracia de Dios derramada en este equipo cuyo puente soy yo”. Wilson Morelo, delantero de Colón.