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Hundimiento, asfaltos rotos y un tráfico que cada vez es más grande, son algunos de los factores que generan inconvenientes para automovilistas, ciclistas, motociclistas y transeúntes.
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Circular por la transitada calle Obispo Gelabert, es toda una proeza para automovilistas, ciclistas y motociclistas. Lo más notorio, es un hundimiento a la altura del 3300. El mismo empezó a notarse hace más de un mes, cuando dicho espacio de la carpeta asfáltica, ubicado frente a una obra en construcción, se abrió justamente por cuestiones relacionada a esos trabajos.
“Después que lo volvieron a tapar, nunca quedó bien y con el tiempo se fue haciendo cada vez más hondo”, comentó una vecina a Diario El Litoral. Al estar tan cerca de la bocacalle (intersección con Saavedra), los inconvenientes que se generan son entonces más peligrosos.
Pero los problemas, empiezan unas cuadras antes. En la parada de colectivos de Obispo al 2800 (casi 1° de Mayo), sobre el cordón,el asfalto está totalmente destruido. Al punto tal que se alcanzan a ver los viejos adoquines de la calle. Algo de riesgo para los que usan el servicio urbano de pasajeros, que muchas veces tienen que pasar por encima de las zonas afectadas porque los ómnibus no se acercan al cordón.
Misma situación, ocurre en Obispo Gelabert casi Urquiza, es decir, a la altura del 3000.