Juan Cesoni no es el mismo Juan Cesoni que se sentó en una banca del Concejo Municipal en diciembre de 2015. Venía de desempeñarse como delegado del gobierno kirchnerista en el Afca-Santa Fe (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual) y asumió enojado; estaba de mal humor. Y así se mantuvo durante varios meses, con intervenciones irascibles en el recinto. A lo largo de la entrevista explica por qué hoy está “mucho más tranquilo, con otro aplomo”. Y enumera y argumenta lo que quiere hacer en la ciudad si, primero, pasa la interna contra Ignacio Martínez Kerz y Alejandro Rossi, y si, segundo, los santafesinos lo eligen intendente en las generales del 16 de junio.
— ¿Cuáles son los ejes de su propuesta para la ciudad?
— Principalmente, el empleo, porque es el elemento estructurante de una sociedad y, si bien el desarrollo económico de una ciudad depende de políticas provinciales y nacionales, hay mucho que se puede hacer desde acá, conociendo la matriz productiva, detectando dónde están los sectores estratégicos que se pueden desarrollar con una mirada sustitutiva. Además, el Estado tiene que construir viviendas; deberían sobrar recursos para hacerlo. Hoy la Municipalidad tiene 4 mil contratados, a 8 mil pesos por mes cada uno son 32 millones de pesos por mes, son casi 400 millones de pesos al año. Hace 30 días atrás el intendente nos pedía un endeudamiento de 500 millones de pesos para restaurar el Mercado Progreso y el ex Liceo. Con 500 millones de pesos se pueden hacer 250/300 viviendas.
— Qué hacer con el relleno sanitario y dónde depositar la basura es uno de los problemas que va a tener que resolver el próximo intendente ¿qué propone?
— El sistema de recolección está mal hecho, están mal diseñados los recorridos: hay días donde se realiza recolección diferenciada pero como no todos los barrios clasifican se termina mezclando todo en el camión. Hay que profundizar el sistema de separación porque hoy el nivel de cumplimiento es muy bajo.
— ¿Habría que buscar un mecanismo para multar al ciudadano que no cumpla?
— Creo que es más efectivo premiar a los que hacen el esfuerzo y a los que han comprendido, que castigar a los que no. Y capacitar. Pero las bolsas tienen que ser transparentes para que se pueda observar, y si no cumplen, después de ayudar y concientizar, entonces sí se puede multar. El próximo intendente va a tener que resolver el problema del relleno, pero además qué hace con la montaña que quedó, con ese pasivo ambiental. Nosotros tenemos un plan allí, que es montar una planta de revalorización de residuos, generar energía eléctrica, reciclar y producir fertilizantes, para ir a un esquema de enterrar cero basura.
— ¿Licitaría el servicio de colectivos?
— Vengo planteando en soledad que Santa Fe tiene que rediseñar el sistema de transporte público, no licitar. No es la solución mágica.
— En la gestión de Mario Barletta (2007-2011), el Concejo aprobó una ordenanza madre del transporte que establece un conjunto de requisitos para la prestación y funcionamiento del sistema, y fija la fórmula del precio del boleto.
— Esa ordenanza, que es la 12.580, tiene un vicio, que es que el control de todos esos requisitos cae en manos del Ejecutivo y le quita al Concejo Municipal la posibilidad de controlar, de fijar el precio del boleto, de modificar las frecuencias y recorridos.
— Y en todos estos años no ha logrado recuperar esa potestad.
— No, de todos modos es una parte de la discusión. Santa Fe tiene que pensar cómo nos vamos a movilizar a mitad del siglo XXI. Planteamos que hay que mejorar la conectividad, es decir, cómo logramos que el sistema de transporte público se adapte a la necesidad del vecino y no al interés del empresario, que quiere un servicio de mejor calidad, con tres requisitos: que pase lo más cerca posible, que pase a horario y que pare donde dice que tiene que parar. Con eso el sistema pasa a ser confiable y se podrá abandonar el auto particular. Hay que migrar a un sistema multimodal e integrado, con móviles de menor envergadura para ingresar a los barrios, con recorridos transversales en las 5 grandes avenidas para ir conectando este-oeste. Y también hay que imaginarse una zona de exclusión en el microcentro donde el ingreso sea exclusivo para transporte público; los santafesinos tenemos que abandonar esta idea de que paramos en la puerta del lugar al que vamos. A todo eso hay que hacerlo de manera integrada, pagando un solo boleto al inicio del día, para utilizar todos los sistemas de transporte de la ciudad. Quizás el valor del boleto se incrementa, se duplica, pero es muy raro una persona tome solo un colectivo, siempre toma al menos dos, y si tuviese la posibilidad de andar todo el día en el colectivo, tomaría muchos más.
“El peronismo vuelve a ser la esperanza del santafesino”
— ¿Por qué decidió participar en el espacio de María Eugenia Bielsa?
— Tomé la decisión de ser candidato a intendente porque me siento preparado, tengo mucho para ofrecerle a mi ciudad. Y porque María Eugenia me lo pidió, me preguntó si me animaba, si tenía ganas de hacerlo, le dije que sí, ella me dijo que me iba a apoyar. Y Silvina Frana me dijo lo mismo, y contar con el respaldo de ellas dos es para mi muy importante, ambas tienen una línea de coherencia política respecto a las decisiones que han tomado a lo largo de su vida política. Reconozco a dos personas que hacen lo que dicen y dicen lo que piensan, no son vidriosas, no son resbaladizas. Y yo me siento de la misma manera, y me siento más próximo al proyecto que plantea María Eugenia para la provincia de Santa Fe.
— De todos modos, después de la elección, gane quién gane ¿acompaña al resto?
— Sí, el que gana tiene la responsabilidad de organizar al resto, y los que pierden de participar porque para algo fuimos a una interna. Hoy el peronismo tiene números que nos permiten pensar que vamos a gobernar la provincia, tenemos los cuadros técnicos y políticos preparados para hacerlo, me parece que la sociedad ha detectado la necesidad de un fin de ciclo respecto del socialismo y, de manera prematura, también de Cambiemos, porque era una marca que parecía que llegaba para quedarse por mucho tiempo en la Argentina y en tres años han demostrado una capacidad enorme para fracasar en todo lo que se propusieron y creo que la sociedad los va a castigar con el voto. Y el peronismo vuelve a ser la esperanza del santafesino.
— Fue funcionario del gobierno de Cristina Kirchner, con representatividad en la ciudad ¿Hace alguna autocrítica de los años de gobierno kirchnerista?
— Hubo errores en materia económica, principalmente en los últimos 3 años en un contexto mundial que era bastante favorable, pero se tomaron decisiones erróneas y la Argentina no logró pasar del crecimiento al desarrollo, que es la agenda que planteaba (Daniel) Scioli. Y en materia de institucionalidad o en la forma en que se comprende la palabra disidente, ha habido una falta de tacto, ni siquiera diría de tolerancia. De todos modos, a la luz de los hechos, cuando uno repasa la historia de los últimos 12 años de gobierno kirchnerista y los compara con los 10 años del menemismo, con los dos años de De la Rúa, con los 3 de Cambiemos, me animaría a decir que fue un gobierno plagado de aciertos, no de errores, aún sabiendo que ha habido errores. Y dejaron un país mejor de lo que se encontraron, lo cual no quiere decir que sea el mejor de los países del mundo. Me parece que cuando Mauricio se vaya, ahora en 2019, no nos va a dejar un país mejor.
— ¿Y las causas de corrupción que enfrenta el kirchnerismo?
— Creo que los gobiernos de la historia reciente que llegaron sobre la base de la honestidad, terminaron procesados y probablemente muchos de ellos terminen presos, y que en los gobiernos más corruptos de la historia según el relato, muchos de ellos están procesados y quizás algunos terminen presos. De hecho, hoy tenemos en la Argentina una gran cantidad de empresarios presos y arrepentidos, no políticos.
— Políticos también, hasta Julio De Vido está preso.
— Sí, un montón, por supuesto. Como sociedad, tenemos que discutir qué hacemos con los dineros públicos y cómo nos relacionamos con el mundo de las empresas. Y la Justicia está para juzgar aquellas cosas que entiende que se han apartado de la ley, y condenarlas. Pero pretender que la corrupción es patrimonio de una expresión política es cuanto menos falaz, es un flagelo que hoy atraviesa a la sociedad global.
— Cuando ingresó al Concejo parecía más un ferviente militante K que un concejal; en el último tiempo apaciguó sus intervenciones ¿se volvió un kirchnerista moderado?
— Yo viví con mucha intensidad la crisis de 2001, mi familia la pasó muy mal, y vivía en un país que no me generaba expectativas. Y un día me di cuenta que ese país estaba cambiando, allá por el 2003/2004, y que me podía generar posibilidades, la perspectiva de decir ‘vale la pena quedarme en este país para planificar mi vida acá’. Y cuando llega el 2015, podía ver en el discurso de los que terminaron ganando, la mentira, el ocultamiento, el cinismo, y cuál iba a ser el desenlace de esas políticas que proponía. Eso a mi ciudadano, no a mi dirigente político, me ponía de muy mal humor, porque era muy difícil decirle a la gente que en dos o tres años se iba a dar cuenta que yo tenía razón, que la crisis a las que nos llevan era inexorable. Y era un poco pelearse contra todos. El tiempo me dio la razón, entonces hoy estoy mucho tranquilo, tengo otro aplomo. Pero también aprendí algo: salvo los que vienen a hacer de la política un negocio, que los hay y no son pocos, no creo que ningún dirigente político haga el sacrificio de militar, de hacer proyectos, de dejar el tiempo que podría dedicar a la familia, pensando en cómo empeorarle la vida a nadie, creo que cada vez que la política da una respuesta equivocada es porque somos seres humanos y nos podemos equivocar. Y eso también me hizo entender que todas aquellas personas con las que yo comparto la actividad política que vienen de otros partidos también estén haciendo su mejor esfuerzo para generar soluciones para la sociedad. El desafío es que seamos capaces de ponernos de acuerdo en el trazo grueso de país, de provincia y de ciudad que queremos tener.
— ¿Quién es Cristina para Ud.?
— Es la líder política más importante que tiene la Argentina, con el mayor nivel de respaldo popular. Es quizás la dirigente que con mayor claridad supo ver hacia dónde se dirigía el mundo en la primera década del siglo XXI, junto con Néstor. Y es una expresidenta; a mi me gustaría vivir en un país donde los ex presidentes nos llenen de orgullo, donde no tengamos que estar todo el tiempo pensando cuándo lo van a meter preso.
Nombre y edad: Juan Carlos Cesoni, 38 años.
Lugar de nacimiento y de residencia: Barrio Barranquitas, Centro.
Familia, hijos. Casado con Cielo, 3 hijos: Sofia, José y Juan Salvador
Película favorita. Serie que ve. Tire Dié; La guardia del León, con JuanSa.
Autor de libros preferido. de niño, Julio Verne; de adolescente, Sun Tzu; de adulto: Diego Rubinzal.
Música que más escucha: Folklore latinoamericano y Jazz.