Laura Serniotti*
Laura Serniotti*
El domingo 7 de abril a las 19 se llevó a cabo el primer concierto del Ciclo de Música de Cámara, inaugurando la vigésima temporada, organizada por el Centro Ciudad de Rafaela en el Teatro Lasserre.
La agrupación que tuvo ese honor fue el Cuarteto de Cuerdas de la Vera Cruz, integrada por Pablo Zamora, como primer violín, Raúl Vallejos, segundo violín, Gabriel Mateos, violista y Georgina Mussín, violonchelista.
El repertorio incluyó el Cuarteto de Cuerdas del músico y compositor santafesino Carlos Guastavino y el Cuarteto en re m. D. 810 “La Muerte y la doncella” de Franz Schubert.
La actuación fue magnífica, produjo admiración por su belleza, excelencia y por la generosidad con que los músicos se brindaron a los oyentes con las exigentes obras seleccionadas.
El público recibió con un silencio profundo y respetuoso las interpretaciones impecables y respondió con aplausos y ¡bravos!, la resuelta y enérgica demostración de virtuosismo.
Los músicos correspondieron al pedido de un bis, ofreciendo un Gato de Emilio Napolitana.
¿Por qué la música de cámara está vigente?
Consultados al final del concierto, algunos de los integrantes del cuarteto respondieron que la música de cámara es totalmente atemporal, que apela a las emociones más primitivas e intensas del ser humano. Aunque es música escrita hace más de cien años sigue remitiendo a nosotros mismos. Es una música que no pasa de moda, reflexionaban, porque es muy extensa e infinita. Siempre es bueno mantener la música de cámara, estudiándola, presentándola para un público que tal vez está acostumbrado a escuchar o relacionar la música clásica o académica, con las orquestas, expresaron. Hay un mundo totalmente paralelo que es la música de cámara donde se demuestra la técnica, el brillo y la limpieza de cada instrumentista. En una orquesta hay doce violines y es una gran masa, pero la música de cámara requiere un nivel técnico muy alto porque cada uno de sus integrantes queda expuesto y su participación debe ser muy precisa y prolija.
Los músicos
Pablo Zamora se formó como músico en el sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, en el Conservatorio Nacional de Música “Simón Bolívar” y la Academia Latinoamericana de Violín en Caracas. Actualmente integra las Orquesta Sinfónicas de Santa Fe como Suplente de Concertino y Entre Ríos como Solista de Segundos Violines.
Raúl Vallejos comenzó sus estudios musicales en la Escuela Provincial Orquesta de Niños N° 9901 bajo la dirección del Maestro Roberto Benítez, continuándolos luego con el Profesor Mauricio Cepeda. Actualmente es Concertino de la Orquesta Sinfónica de Santa Fe, de la Orquesta de Cámara de la UNL y de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos.
Gabriel Mateos se educó con José Barbieri, Roberto Benítez, y con Ljerko Spiller. Se perfeccionó en Carnegie Mellon University en Estados Unidos. Actualmente integra las Orquesta Sinfónica de Santa Fe y Entre Ríos.
Georgina Mussín estudió en la Escuela Provincial. Orquesta de Niños N° 9901 con Alberto Canto. Se perfeccionó en Carnegie Mellon University USA y en Venezuela en la Academia Latinoamericana de Violonchello. Desde el año 2010, integra la Orquesta Sinfónica de Santa Fe.
Programa
El primer concierto del Ciclo 2019, comenzó con la interpretación de la obra Cuarteto de Cuerdas de Carlos Guastavino.
Su estructura formal está compuesta por cuatro movimientos: Allegretto, Adagio, Temo di minueto y Allegro.
Es una obra poco difundida y en ellas se perciben citas del propio autor de canciones de su autoría, como “Se equivocó la paloma”, que es el tema desarrollado en el segundo movimiento.
En 1987 la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Consejo Interamericano de Música consideró que Guastavino es uno de los pocos exponentes del nacionalismo musical argentino que goza de un reconocimiento internacional
Entre sus composiciones para música de cámara figuran: “Presencia N° 6 “Jeromita Linares” para cuarteto de cuerdas y guitarra; “La rosa y el sauce” para violonchelo y piano (transcripción de Aurora Nátola Ginastera); Sonata para trombón o trompa y piano; Introducción y allegro, para flauta (o flauta dulce) y piano; Sonetos del Ruiseñor, para soprano, flauta, clarinete, violonchelo y piano; Música para cuatro trombones o cuatro cornos y Tres Cantilenas Argentinas y Final para cuerdas.
En la segunda parte del concierto, los músicos interpretaron el Cuarteto en re menor D 810 “La muerte y la doncella”. La obra consta de cuatro movimientos: Allegro, Andante con moto, Scherzo. Allegro molto y Presto. Compuesto por Franz Schubert en 1840 tiene una duración aproximada de cuarenta minutos. En el segundo movimiento el autor incluyó un lied de su autoría compuesto con anterioridad cuyo texto pertenece a Matthias Claudius.
El cuarteto demostró total dominio en las variaciones de las dinámicas grupales, con homogéneos pianísimos y ostentosos fortes que generaron sonidos orquestales.
Destacable fue la labor la de Pablo Zamora quien en las dos obras condujo la voz principal con una afinación exquisita, logrando sonidos agudos brillantes como el oro.
Vallejos, Mateos y Mussín lucieron sus talentos ensamblándose con la mesura necesaria durante aquellas texturas de línea o voz principal acompañada y con la solidez tímbrica necesaria en las unidades formales homófonas. Los cambios de roles en los protagonismos melódicos fueron esmeradamente balanceados y controlados para dar una real idea de continuidad y fluidez sonora.
Una vez más la ciudad fue honrada por la presencia de tan prestigiosos músicos que han elegido la sala del Teatro Lasserre para demostrar que la música de cámara convoca y emociona a adultos, jóvenes y niños.
Los conciertos ofrecidos en el Ciclo de música de cámara ponen al alcance de todos, un patrimonio cultural mundial. Este legado refleja el hacer humano, en una de sus más nobles y elaboradas expresiones como es el arte y en este caso la música.
Felicitaciones, Sr. Alejadro Mascardi y Comisión Directiva del Centro Ciudad de Rafaela por estos veinte años de trabajo en favor de la difusión de la música de cámara.
Música de cámara
El término, música de cámara se aplica a las interpretaciones instrumentales. El primer gran ejemplo de lo que hoy día se identifica como música de cámara apareció en Inglaterra a finales del siglo XVI y principios del XVII. El trío sonata fue la forma barroca más importante, pero en el período denominado clasicismo se desarrollaron nuevas formas, como, por ejemplo, el cuarteto de cuerdas.
La música de cámara en 1750 estaba principalmente compuesta para cuarteto de cuerdas (dos violines, una viola y un chelo), aunque también han sido populares los dúos, tríos y quintetos, éstos últimos con cuatro instrumentos de cuerda y un piano o un instrumento de viento.
La forma en cuatro movimientos de los cuartetos fue la predominante durante el clasicismo. La sonata clásica, como tal, surgió marcada especialmente con un diálogo complejo entre los cuatro instrumentos.
La música de cámara del Romanticismo fue desarrollada, especialmente, por Schubert, Schumann y Johannes Brahms.
A lo largo del siglo XX, además de las agrupaciones tradicionales, como el trío con piano o el cuarteto de cuerda, los autores tendieron a escribir para formaciones mixtas de vientos y cuerdas. También surgieron varias tendencias. Los conjuntos de música de cámara incluyeron instrumentos como las voces, el arpa, la guitarra, los vientos o la percusión y se convirtieron en los principales recursos utilizados por compositores como Schönberg, Webern, Ígor Stravinski, Benjamin Britten o Pierre Boulez.
En ese siglo XX, el concepto de música de cámara perdió totalmente el sentido cortesano y burgués de música palaciega o para la reunión de aficionados y se convirtió en una música de difícil ejecución para profesionales altamente cualificados
Entre los grupos de cámara existe el dúo sonata: un solista acompañado de un piano; el Trío en el cual el piano acompaña instrumentos de cuerda; Trío de cuerdas: violín, viola y chelo; Trío con piano: piano, violín y chelo; Cuarteto de cuerdas: dos violines, una viola y un chelo; Cuarteto de piano: piano, violín, viola, chelo; Quinteto de cuerdas: dos violines, viola, chelo y contrabajo; Quinteto de piano: cuarteto de cuerdas y piano; Quinteto de vientos madera: flauta, oboe, clarinete, fagot y corno francés; Quinteto de metales: una o dos trompetas, corno francés, trombón y tuba; Orquesta de cámara formada por una pequeña orquesta que suele tener de veinte a veinticinco instrumentistas.
*Licenciada en teoría y crítica de la Música.