Silvia Mugica
Silvia Mugica
Con un importante marco de público, se despidió anoche la 31° edición del Festival Folclórico de Guadalupe “Un Canto Solidario”.
Durante tres afables jornadas se pudo conjugar exitosamente la solidaridad con el folclore; y en cada una de ellas, una gran variedad musical sedujo a muchos fanáticos que, sin dudar aprovecharon la oportunidad para acercar su colaboración de alimentos no perecederos y pañales descartables; donaciones que serán destinadas al Hospital de Niños y la Sala de Neonatología del Hospital Iturraspe y a la gente del norte provincial que está siendo afectada por las inundaciones.
Presentada por el conductor y animador Jorge Fulco, llegó Evangelina Gacio para interpretar el Himno Nacional Argentino y además traducirlo al lenguaje de señas. También se escuchó como en las noches anteriores, la Canción a Guadalupe, en esta oportunidad en la voz de Rodrigo Hortt.
Invitada especial
Y mientras se daba comienzo a la última velada, sumándose al atractivo paisaje visual y auditivo que regalaba la imagen de la Virgen de Guadalupe y el repicar de las campanas, se le sumó una de las protagonistas de la noche, la luna. Curiosa, como colgada manualmente al margen izquierdo de la Basílica, presumía dejándose admirar, anticipando el eclipse que nos regalaría cerca de la medianoche.
Apenas cinco minutos faltaban para las 22 cuando el grupo Setúbal apenas pisó el escenario se dispuso a compartir su música con todos los presentes. “Coplas de la orilla” fue el primero de sus temas. Llevando adelante un repertorio litoraleño, los santafesinos hicieron un atinado recorrido por aquellos ritmos que la gente reconoce como propios. Calurosamente fueron despedidos, no sin antes cumplir con los pedidos de bis que llegaban de distintas partes de la platea.
Reconocimiento
Una significativa pausa en lo musical lo tuvo a Jorge Fulco como protagonista. El destacado locutor fue distinguido por su trayectoria en el festival recibiendo un presente con la imagen de la Virgen de Guadalupe, de manos de Norma, Marice y “Pancho” Basabilbaso. Toda una plaza aplaudió al conductor, a quien se lo vio notablemente emocionado a la hora de los agradecimientos. “Para mí es un altísimo honor estar en este escenario, uno de los más importantes de la República Argentina”, dijo conmovido. Merecido reconocimiento.
Talento en su máxima expresión
Talentoso. Carismático. Dueño de una impronta que pocos pueden hacer relucir con su misma humildad: Luis Velázquez, “el Mago del charango”, quien se “puso a todos en el bolsillo” apenas hizo sonar la primera nota de su instrumento.
El jujeño, tercera generación de músicos dentro de su familia, tuvo la oportunidad de recorrer el mundo convocado por Ariel Ramírez, además de trabajar junto a otros grandes de la escena musical.
Con un show dinámico y multifacético el artista saca a relucir su don con tanta naturalidad que hace parecer fácil la ejecución del instrumento, aunque realmente no lo sea. Como si el charango y él se volvieran uno o como si el instrumento fuera una extensión de su propio cuerpo. Velocidad, precisión y perfecta concentración que hizo que nunca deje de perder el ritmo ni aún cuando se bajó del escenario y se “coló” entre el público que, pese a la sorpresa de tenerlo cerca, reaccionó con rapidez para tomarse selfies con el artista.
Acompañado por Gabriel Velázquez, Daniel Correa y como músicos invitados por Nicolás Müller y Ramiro Mattioda (de Hasenkamp), compartió temas como “Alfonsina y el mar”, “El Paraná en una zamba”, “El Quebradeño”, “Zorba el griego”. A ellos se le sumaron además algunas reconocidas cumbias a modo de “enganchados”.
El músico cantó y tocó un charango que enseguida se volvieron dos, uno en cada mano y hasta tres, cuando un tercero fue ejecutado por su boca. Luego además sumó un vaso para hacer sonar sus cuerdas. Tanta adrenalina que en él no se traducía en nerviosismo ni en una sola gota de sudor, se contagió a un público que como si tratara de un partido de fútbol, reaccionaba a su destreza con sonoros “Ohhh…Ahhh…”, en gestos de asombro.
Un show de principio a fin, sin pausa, disfrutable y genuinamente ovacionado de pie.
Cierre de lujo
A la medianoche, el cierre presentó la Misa Criolla de la mano de Sergio Torres y el Coro Polifónico La Merced.
Un predio efervescente esperó con ansias el broche de oro que estuvo a la altura de estas tres noches de encuentro musical.
La voz del reconocido locutor Ángel Rodolfo Gasperín, anunció el inicio del esperado espectáculo. Sergio, de impecable traje color negro se presentó junto a las 50 voces que integran el Coro Polifónico La Merced, dirigido por Rodrigo Naffa, para interpretar la legendaria Misa Criolla conformada por cinco partes con ritmos folclóricos argentinos: Kyrie: vidala-baguala; Gloria: carnavalito yaraví; Credo: chacarera trunca; Sanctus: carnaval de Cochabamba y Agnus Dei: estilo pampeano sureño.
En el acompañamiento musical estuvieron Luciano Stizzoli, Luis Santos, Mauricio Pitich, Guillermo Gervasoni, Cecilia Tonina y Francisco Decoud.
En los últimos minutos de la presentación, el bis tuvo un público participativo que con palmas disfrutó de un distendido final.
Un cierre de festival de lujo que se llevó la cálida despedida de todo un predio.
Una nueva edición que reunió a los artistas número uno del país junto a un público solidario, presto al disfrute musical y que concluye, sin dudas, abrazada al éxito.