Luciano Andreychuk | [email protected] | @landreychuk
Un edil kirchnerista les convidó flanes (por la reciente “humorada” del comediante Alfredo Casero) a los 4 integrantes de Cambiemos: los comieron en plena sesión. A su vez, una concejala PRO le ofreció cuadernos Gloria, por la causa de los cuadernos de las coimas “K”. Cáustica discusión en el Deliberativo: la grieta política quedó al desnudo.
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Primer acto. Dice un concejal: —Ésta es la Argentina del circo. Lo que sí hay es flan, porque pan ya no hay. Querían eso, ¿mucho, mucho flan? Bueno: yo les traje un obsequio a los concejales de Cambiemos: les voy a regalar un flancito.
Segundo acto. Le responde una concejala: —Si me espera cinco minutos, mando a alguno de los chicos (asesores) a comprarle unos “cuadernitos Gloria”.
Tercer acto. Llega un asesor con los flancitos, los reparte a cuatro ediles y edilas del bloque Cambiemos. Y se los comen, cucharadita tras cucharadita, en medio de la sesión. Los “cuadernitos” no se consiguieron.
Todo esto, así como usted lo lee, respetado lector, ocurrió en plena sesión del Concejo Municipal. ¿Fue una escena kafkiana, con lo absurdo pero sin lo trágico, de trámites poco comprensibles? Pues quizás el “gesto” del flan vino de Juan C. Cesoni, kirchnerista confeso, a propósito de la humorada —repudiada por sectores del espectáculo— del actor cómico Alfredo Casero, macrista y antikirchnerista, también confeso.
Y el convite de los “cuadernitos Gloria” vino de la edila Luciana Ceresola, PRO de cepa pura — es decir, no es radical aliada a Cambiemos. Claro: la devolución aludía a la causa sobre los Cuadernos de la Corrupción, que sacude al país día a día, donde se ven involucrados funcionarios de la administración Kirchner.
Esta secuencia fue el final de un cáustico, tórrido debate sobre la situación de las universidades públicas, con una paritaria trunca, varias semanas sin clases, protestas y marchas de las federaciones universitarias como contexto. El Concejo discutió sobre este tema y quedó desnuda la “grieta” local, encaramada sobre los hombros de la realidad nacional. Hasta podría hablarse de una triple “grieta” entre peronistas, macristas y socialistas.
El prólogo
Todo empezó en el tratamiento de los despachos sobre tablas. Había un pronunciamiento unificado sobre la situación actual de las casas de estudio de gestión estatal. En el texto final, aprobado, el Deliberativo local manifestó “su adhesión y total apoyo a docentes, no docentes y estudiantes de las universidades públicas argentinas, en su reclamo frente al desfinanciamiento y la insuficiente oferta salarial (paritaria) por parte del gobierno nacional”.
Como desde una trinchera política, Cesoni habló de “un ajuste a las universidades que forman a nuestros pueblos”; citó una frase del Che Guevara, le puso una entonación épica, y criticó: “El modelo de país que propone Cambiemos no requiere, pareciera ser, ni de tantas universidades ni de tantos docentes: le da la espalda a la educación superior”.
Trajo la palabra de Enrique Mammarella, rector de la UNL, quien declaró recientemente que la inflación “es un recorte indirecto” al presupuesto universitario. “Hay un desfinancimiento a las universidades por la inflación, que no se ve acompañado por la remisión de partidas”, insistió.
A su turno González volvió a comparar —lo viene haciendo en casi todas la sesiones— la situación actual de las universidades de gestión estatal con “lo que pasaba en los 90”. “Es casi un calco el hoy con aquella década perdida del menemismo, donde el Estado retrocedió ante la emergencia de otros actores, a los que poco les importaba el futuro de la educación pública”.
“La educación pública superior —prosiguió— es el motor de desarrollo e igualdad de oportunidades. En esto hay una concepción errónea de Cambiemos de no entender este rol igualador de la educación”. Y de ahí el edil frentista saltó a hablar de los flujos inmigratorios de principios de siglo pasado, de la movilidad social ascendente, aquello de M‘hijo el Dotor.
Los datos
Pidió la palabra Rossana Ingaramo (UCR-Cambiemos), que era la indicada quizás, porque siempre promueve iniciativas educativas (fue secretaria de Educación municipal), y además es docente (con licencia) de la UNL. Admitió que le “preocupa muchísimo” la situación de las universidades públicas. “Los sueldos docentes son bajos, debieran ser mejores”.
“Pero aclaremos algunas cosas”, pidió. ¿Qué pidió? Distinguir el presupuesto universitario de la mesa de negociación paritaria (que hasta este lunes seguía trunca, luego de una nueva reunión). Se tomó el tiempo para dar números: El presupuesto universitario 2018 es de $ 103.000.000. “En los últimos dos años, éste se incrementó en un 104 %, mientras que la inflación acumulada fue del 95,2 % (mismo período)”.
“En 2017, el incremento del presupuesto fue del 44 %, y la inflación del 25,6 %. Los fondos totales asignados a la educación universitaria aumentaron este año un 30 %”. Siguió con datos, sin dar una fuente exacta. “No hay decisión de desfinanciar el sistema de educación superior pública”, afirmó, rotunda.
Le salieron al cruce Marcela Aeberhard (PJ) y Laura Mondino (FPCyS). “No se están financiando los programas de becas. De educación, mucho se habla y poco se hace... Son espejitos de colores del presidente (Mauricio Macri), propinó la primera. “La situación es preocupante, porque hay un recorte, directo o indirecto, pero recorte al fin”, espetó la segunda.
El estallido
Volvió Cesoni. “Ingaramo trata de fundamentar que al Estado nacional actual realmente le interesa la educación superior, o que no hay desfinancimiento, y es muy difícil (creerle)”. Le dedicó algunas palabras poco gentiles al nuevo “gurú intelectual del macrismo, como Alfredo Casero”. Y siguió machacando contra las “políticas de ajuste” de Macri.
Y después, estalló Luciana Ceresola (PRO-Cambiemos). Nadie lo esperaba: detonó con esa bronca que hace arder la garganta y sonrojar las mejillas. Disparó una andanada de críticas antikirchneristas. “Después de escucharlos, a mí me alegra estar en la reserva moral y ética del Estado. Pareciera que la Argentina nació de un repollo en 2015 (cuando asume Macri). ¡Están allanando a una ex presidente, hay un ex vicepresidente preso (Amado Boudou), hay ex ministros procesados!”.
“Pareciera que en 2015 no hubiésemos tenido el 40 % de las rutas en mal estado, pero teníamos autopistas con sobreprecios millonarios que iban al medio del monte, a la nada”. Dijo que las pensiones por discapacidad existentes hasta ese año eran excesivas: “Ni la bomba de Hiroshima produciría tantas discapacidades”, comparó, poco felizmente.
Epílogo
Ceresola defendió a más no poder la actual gestión nacional, y se fue en críticas a la administración Kirchner. Incluso atacó el “capricho reeleccionista” del socialismo, con la reforma de la Constitución provincial. Hasta habló de narcotráfico.
“El macrismo nos sigue acusando (a los kirchneristas) de ‘oler a caca’. Pues bien, somos responsables de haber sacado al país del infierno más profundo, con el sacrificio del pueblo y políticas de Estado”, respondió Cesoni.
Cuarto acto y final. Dice un cronista por lo bajo: —Yo a (Alfredo) Casero lo prefería en “Cha Cha Cha”. El sketch de los “Cubrepileta” me hacía morir de la risa, qué querés que te diga.