Nancy Balza | [email protected]
Son chicos y chicas que egresan de centros residenciales y no pueden o no quieren ser adoptados. Santa Fe trabaja en un plan específico para su transición a la vida adulta. Una ley nacional establece un programa de acompañamiento, pero no está reglamentada.
Nancy Balza | [email protected]
Alrededor de 140 chicos y chicas de entre 16 y 18 años están insertos en el programa de Autonomía Progresiva que la subsecretaría de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia -que depende del ministerio de Desarrollo Social de la provincia- puso en marcha en el año 2015. La mayoría corresponden a las ciudades de Santa Fe y Rosario.
Fue en 2015 cuando se comenzó a trabajar en conjunto con Doncel, ONG de Buenos Aires que opera en vinculación con Unicef y movilizó la sanción de la ley nacional de Egreso Asistido, aprobada en 2017 pero todavía sin reglamentar.
En este punto, Travaini hace una aclaración importante: “La norma requiere de la asignación de partidas presupuestarias y eso implica que el gobierno nacional disponga de ese dinero para pagar acompañantes y referentes afectivos”.
Mientras tanto, Santa Fe es una de las pocas provincias que aplica este programa destinado, como se dijo, a jóvenes de entre 16 y 18 años -“aunque podemos decir que desde un poquito antes y hasta un poquito después”, aclara la funcionaria-. Llegados a esa edad, pueden darse dos escenarios: que ellos mismos no quieran ser adoptados o que no haya familia con el perfil adecuado para hacerlo. Es entonces cuando inician el camino por este programa que, “a los 16 está más orientado a la educación, y a mayor edad, a la búsqueda de empleo, a la vivienda y a la construcción de un proyecto de vida”.
¿Por qué hasta los 18 y un poquito más? “Porque si bien la ley de Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes nos involucra como subsecretaría hasta esa edad, es necesario que haya un equipo dentro del Ministerio de Desarrollo Social que los reciba para que sigan acompañados cuando egresen de este sistema”. Y aporta: “La ley dice que los jóvenes están bajo nuestra protección hasta los 18 años. Pero, ¿qué hacen a los 18 y un día? Las leyes pautan pero a la hora de analizar caso por caso, es necesario ver la situación real”.
- ¿De dónde egresan cuando egresan?
- Son jóvenes que egresan de un centro residencial, adonde llegaron a partir de la aplicación de una medida que los separó de su núcleo familiar.
- ¿Cómo se insertan en el mundo laboral en el marco de este programa? ¿La subsecretaría se vincula con otros planes de la provincia?
- Algunos de los chicos pudieron terminar la escuela, pero el programa Vuelvo a Estudiar aparece como una herramienta interesante, al igual que el Nueva Oportunidad y el Nexo Empleo. Y en este acompañamiento que hacemos con Doncel seguimos distintas líneas: una se llama de Acompañamiento Situado que consiste en abordar el tema de la autonomía en los centros residenciales, con estrategias que no abarcan sólo a los chicos y chicas sono también a quienes trabajan en esos espacios. Otra acción está relacionada con la responsabilidad social empresaria y para ello se hizo en Rosario un desayuno con empresas para informarles acerca del trabajo de la subsecretaría y de este programa. No a todas se les pide un empleo, pero sí que los jóvenes puedan recorrer las empresas; que si se hace una selección de personal, llamen a los chicos para que pasen por la instancia de una entrevista; que si capacitan en el armado de un curriculum, los tengan en cuenta. Son herramientas que ayudan a construir un perfil laboral y permiten a los jóvenes pensar en qué les gustaría trabajar o qué querrían estudiar. La misma actividad se va a hacer en septiembre en Santa Fe.
- Días atrás se informó que había crecido la cifra de adopciones de adolescentes. No se trata de quienes están comprendidos en estas edades.
- En general, son chicos y chicas de hasta 11 y 12 años. De las cifras que tenemos en la subsecretaría, son 593 niños de 0 a 5 años en estado de adoptabilidad; 491, de entre 6 y 10; 566, entre 11 y 15 años, y 194 de entre 16 y 18. Hay que reconocer que el trámite de adopción se agilizó mucho; por un lado fue importante que el Ruaga se ordene pero también se hizo un trabajo interno en la subsecretaría para agilizar nuestros tiempos, de manera que los procesos adoptivos van por un lado y la autonomía progresiva por otro. Porque son dos caminos distintos y se necesita una velocidad distinta en la resolución de las situaciones.
Casas de pre-egreso
Una instancia en la que se está trabajando es la materialización de pisos asistidos o casas de pre-egreso, cuyo funcionamiento es diferente de un centro residencial donde están las personas encargadas del cuidado de los jóvenes y de otras tareas como la cocina. “Estos nuevos espacios requieren de una suficiente construcción de autonomía para organizarse con la comida y las demás actividades”, aclara Andrea Travaini. En Rosario ya funciona una casa con estas características y otra va a abrir en la ciudad de Santa Fe. “Es una instancia intermedia entre el centro residencial donde estaban y su ‘despegue’ de la subsecretaría”.
Cuando se cuentan los números con los que trabajamos, parecen pequeños. Pero son 140 situaciones individuales que hay que atender y a las cuales hay que acompañar, una por una, en la construcción de su historia, de sus estrategias y herramientas como si se las pensaran para un hijo, sabiendo que son chicos y chicas que no tienen adonde volver”. Andrea Travaini. Subsecretaria de los Derechos de la Niñez, la Adolescencia y la Familia.
Qué es Doncel
“Nadie se pregunta dónde van los chicos que crecen en hogares una vez que cumplen 18 años, y lo que ocurre es que se van con poco apoyo y tienen riesgo de caer en una situación de calle o de acceder sólo a trabajos muy precarios”.
Lo afirma Mariana Incarinato, presidente de Doncel, la asociación civil que, junto con Unicef Argentina, impulsó la sanción de la ley nacional que establece el Programa de Egreso Asistido. Fundada en 2005, el objetivo de la organización es acompañar el proceso de transición de los jóvenes a la vida adulta, tarea que desarrollan en doce provincias argentinas, entre ellas, Santa Fe.
Antes de dar forma a Doncel -que es miembro fundador de la Red Latinoamericana de Egresados de Protección, integrada por nueve países- Incarinato trabajaba en el neuropsiquiátrico infanto juvenil “Tobar García”, de Buenos Aires. Allí encontró pacientes que recibían el alta médica pero no tenían adónde ir. “En ese momento me puse en contacto con hogares, con una colega hicimos entrevistas a directores de instituciones de la ciudad y les preguntamos cuáles eran sus preocupaciones y en todos casos coincidían en lo mismo: qué iban a hacer los chicos cuando salieran de allí”.
Doncel trabaja también en un área de agenda legislativa y así fue como impulsó la sanción de la ley 27.364 que establece un Programa de acompañamiento a jóvenes sin cuidados parentales, y cuya reglamentación está para la firma en la jefatura de gabinete.
Con el mismo criterio que la subsecretaría santafesina, para Incarinato “los 18 años no pueden ser un corte brutal de niño a adulto. Por eso se busca que el Estado acompañe este proceso de crecimiento cuando no hay una familia que lo pueda hacer”, y que tome “la responsabilidad parental de la misma manera que exige a las familias que se hagan cargo de sus hijos hasta los 21 años y hasta los 25 si estudian”.
Aún sin reglamentar, la sanción de la ley es un paso importante en la región: la Argentina es el primer país en sancionar una norma de estas características.
Más de 10 mil
La secretaría nacional de Niñez, Adolescencia y Familia estima que en el país hay alrededor de 10 mil jóvenes en situación de egresar de un centro residencial y sin familia adonde volver. “Pensamos que es un dato algo subestimado”, expone Mariana Incarinato, titular de Doncel que, en su página web, postula que en Argentina son alrededor de 15.000 niños, niñas y adolescentes los que viven en Hogares Convivenciales, Familias de Abrigo u otros dispositivos de cuidado y el 40 % corresponde a Buenos Aires.