Juan Ignacio Novak
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El realizador Pablo Rodríguez Jáuregui estrenará “Mi bisabuelo es un vampiro. la historia de los cines de Santa Fe”, en el 4º Festival Internacional de Animación El Ventilador, que se realizará en Santa Fe del 29 de marzo al 1º de abril. “Me pareció divertido trasladar los lugares comunes de las películas de vampiros a escenarios santafesinos”, explicó.
Juan Ignacio Novak
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El viernes 30 de marzo se estrenará, como parte de la grilla del 4º Festival Internacional de Animación El Ventilador, el cortometraje animado “Mi bisabuelo es un vampiro. la historia de los cines de Santa Fe”. Allí, el realizador Pablo Rodríguez Jáuregui cuenta una historia de ficción focalizada en las proyecciones cinematográficas en la ciudad de Santa Fe, desde 1896 hasta la actualidad. En la película, que dura 20 minutos, los “mellizos vampiros” son dos hermanos de 10 años que descubren que su bisabuelo fue “un operador de proyectores de cine que se convirtió en vampiro al enamorarse de la actriz de una película de terror. Investigando la historia de sus ancestros, viajan en el tiempo para conocer la importancia que tuvieron las salas de cine en la vida cultural y social de Santa Fe”, señala la sinopsis.
El cortometraje fue uno de los ganadores de la convocatoria del programa Espacio Santafesino del Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe, en la categoría provincial Cortometraje de animación en 2016. Su propuesta se complementa con una página web didáctica y un libro de cuentos. Rodríguez Jáuregui, creador del trabajo, brindó detalles sobre el proceso de realización y las expectativas respecto al film.
Longevos y oscuros
—¿Por qué elegiste la figura del vampiro para contar esta historia?
—La premisa era contar una historia que abarca 130 años con una forma que fuera atractiva y divertida para chicos del siglo XXI. Todo el mundo sabe que los vampiros son muy longevos y que les gusta vivir en la oscuridad, igual que los cinéfilos. Aparte, las películas “de miedo” son uno de los géneros más populares. Me pareció divertido trasladar los lugares comunes de las películas de vampiros a escenarios santafesinos
—¿Cómo fue la investigación sobre la proyección de cine en Santa Fe?
—Un dossier sobre las viejas salas de cine de Santa Fe escrito por Ana Aymá y publicado en el suplemento Nosotros de El Litoral en 1999 me llegó por casualidad mezclado en un paquete de viejas revistas de cine que me regaló una tía. En esa nota encontré fotos e información de todas las salas a las que yo había asistido frecuentemente los 18 años que viví en Santa Fe. También un mapa con las primeras salas que se construyeron a principios del siglo XX. Más tarde entré en contacto con el licenciado Manuel Canale que publicó en la editorial de la UNL su libro “Salas cinematográficas de Santa Fe”. También encontré información valiosa en el sitio “para conocernos” de Luis Mino. En esos textos hallé una historia que se desarrollaba a la par del crecimiento de la ciudad y los protagonistas eran todos los ciudadanos santafesinos. El cine fue el espectáculo más popular en el siglo XX y la construcción de las salas de cine en el centro y los barrios, cambiaron el paisaje de la ciudad y su vida social. Como realizador audiovisual y amante del cine tengo un vínculo afectivo muy fuerte con esas salas. Ante el veloz e inevitable cambio de paradigma en la producción y consumo de narraciones audiovisuales en los últimos años, este proyecto intenta repasar el lugar que ocupaban las películas para la generación de nuestros padres o nuestros abuelos y el relevo digital que los chicos de hoy tienen en sus manos.
Innovar
—El film está destinado fundamentalmente al público infantil ¿qué desafíos te planteó trabajar en contenidos destinados para los chicos?
—Los dibujos animados tienen una potencia muy grande para comunicar ideas y generar empatía. Naturalmente se asocia a los dibujos animados con contenidos para chicos. Actualmente, hay una oferta enorme de dibujos animados en todos los soportes existentes. En Rosario, trabajo desde 2006 en un espacio llamado Escuela para Animadores. Es una escuela municipal que depende del Centro Audiovisual de la Secretaría de Cultura y funciona dentro de la Isla de los Inventos. Uno de los objetivos de la Escuela es desarrollar proyectos animados sobre temáticas locales con un lenguaje que invite a los chicos de la región a pensar su lugar y su cultura de una forma creativa. En la misma tónica de “Mi Bisabuelo es un vampiro” (un poco de información histórica real, un poco de fantasía, referencias urbanísticas reconocibles y material didáctico para retrabajar los videos en el aula), anteriormente realizamos los proyectos “Guía de Rosario Misteriosa”, “Una pinturita de Ratón”, “En la cresta del rock” y “la revolución de los colores”, que están disponibles en Youtube. También, la realización del largo sobre energías renovables “El viaje de Gaia” nos obligó a resolver varios desafíos referidos a lograr un tono narrativo interesante para los chicos de esta época tan acelerada. Recientemente, tuve la oportunidad de trabajar haciendo videos animados para músicos que trabajan para chicos, como Rayos y Centellas, Canticuénticos y Luis Pescetti. Me interesan mucho los recursos que utiliza cada uno para despertar y sostener el interés del público y plantear estructuras con espacio para el juego y la participación.
Vocación temprana
—¿Cuáles son tus influencias en la animación y las que sentís que más aparecen en este corto?
—Mis principales influencias vienen del humor gráfico y del cine mudo. Quino, Caloi y Fontanarrosa, Buster Keaton, Chaplin y Jaques Tati. Me di cuenta de que quería dedicarme a hacer películas y dibujos animados a muy temprana edad, antes de los 6 años, cuando mis padres me llevaban los sábados a la mañana al Cine Taller El Pibe que funcionaba en el Cine Chaplin, al fondo de la galería Ross. En ese taller, podíamos ver cortos, animados y de acción real, muy distintos a lo que veíamos por la TV, nos dejaban tocar el proyector y las películas y debatíamos y dibujábamos después de cada proyección.
Más tarde fui socio del Cine Club Juvenil en el Cine América y, terminada la secundaria, me mudé a Rosario para estudiar cine. En Rosario, conocí al maestro animador autodidacta Luis Ricardo Bras, militante de la animación artesanal, que me marcó definitivamente en la decisión de dedicarme a los dibujos animados. A partir de 1992, tuve el privilegio de formar parte del equipo de realización del programa “Caloi en su Tinta” siendo Caloi y María Verónica Ramírez mis padrinos artísticos. Fernando Martín Peña también trabajaba en el programa y fue una influencia muy grande en mi formación cinematográfica. Julián Usandizaga, mi maestro de dibujo influyó mucho mi forma de pensar y de encarar la tarea docente.
Con respecto al oficio de hacer películas en Santa Fe, el manifiesto fundacional de la Escuela Documental de Fernando Birri me parece perfectamente vigente.
Próximas presentaciones
—¿Cómo sigue el itinerario de “Mi bisabuelo...” tras la presentación en el Festival El Ventilador?
—Después del Festival, el corto se volverá a presentar en los festivales “Cartón” y “Anima Latina” en Buenos Aires. También, a lo largo del año, se van a coordinar proyecciones con docentes que puedan usar el corto como disparador dentro de sus materias.
Créditos
La película tiene música original de Fernando Kabusacki y está narrada por Laura Copello. Con guión y dirección de Pablo Rodríguez Jáuregui, la película fue realizada integralmente por el estudio de animación “Señor Manduví”. Néstor Santoro y Ariel Papich hicieron el trabajo de color y Santiago Zecca, la ingeniería sonora.
Web
En la página web www.bisabuelovampiro.srmanduvi.com se puede visualizar y descargar el cortometraje y están disponibles actividades que complementan la propuesta didáctica.
Edición
La cuarta edición de El Ventilador Festival Internacional de Cine de Animación de Santa Fe se realizará del 29 de marzo al 1º de abril en nuestra ciudad. Incluirá muestras para adultos y para niños, muestras retrospectivas y de temáticas particulares, talleres, clínicas y <IC>workshops<XC> y por primera el primer encuentro nacional de animadores. la entrada a todas las proyecciones, que se realizarán en Amsafe y en la Asociación Cultural El Puente, es libre y gratuita.