El próximo 27 de abril, la banda The Polacos (nacida como La Polaca Blues) celebrará sus 30 años en el género, Será a partir de las 21.30, en la Sala Mayor del Centro Cultural Provincial “Paco Urondo”.
Héctor “Toto” Santisteban en guitarra y voz, Claudio Vaschetto en bajo y Fabián “Nene” Broin en batería ampliarán su formación con viejos compañeros de ruta para una noche especial, repasando sus andanzas en el género. Aquí, un repaso de auges, separaciones, reencuentros y nuevas iniciativas, en la previa de una noche especial.
El próximo 27 de abril, la banda The Polacos (nacida como La Polaca Blues) celebrará sus 30 años en el género, Será a partir de las 21.30, en la Sala Mayor del Centro Cultural Provincial “Paco Urondo”.
The Polacos son Héctor “Toto” Santisteban en guitarra y voz, Claudio Vaschetto en bajo y Fabián “Nene” Broin en batería; juntos interpretan el blues y sus estilos derivados desde principios de los 90. Se suman a este trío reconocidos músicos como Roberto Jaume en teclado, Alejandro Río en guitarra, Oscar “Luli” Gauna en armónica y Fernando “Gato” Lara en saxo.
Prometen una noche muy especial,que abarcará todas las variantes del género musical que los unió al principio de la década de los 90 ( blues, rock, shuffle, soul) y sorpresas extramusicales. Las anticipadas se pueden adquirir a $ 4.000, a través del sistema Ticketway y en la boletería de la sala.
Calentando motores para la velada, el Nene Broin conversó con El Litoral sobre pasado y presente de este grupo de amigos musicales.
-¿Qué se siente al decir: “Estamos celebrando 30 años de una formación”?
-Es lindo. Primero que no me imaginé que íbamos llegar a 30 años y estar bien: estar activo, estar con ganas de seguir, y pensando en cosas. Con todo lo que se vino ahora, generar contenidos, que en los 90 no existía: era “grabemos un cassette”. Y ahora estamos con eso de ver eso formatos, nos interiorizamos, queremos hacer cosas, que ya las tenemos medio pensadas para después de esta actuación: ya enfocarnos en eso.
-Por el lado audiovisual, live sessions.
-Sí: está buenísimo eso. El otro día conversamos después del ensayo, siempre nos quedamos conversando estas cosas. Porque lo que vamos a vivir el 27 no es solamente el recital: es el recital con un relato. Vamos a ir relatando desde el comienzo, 93, 94, que la cosa se empezó a armar, que veníamos de otras bandas, con Claudio sobre todo.
-¿Cómo fueron esos comienzos?
-Con Claudio veníamos de una banda que se llamaba La Banda Vieja, éramos un cuarteto. De los otros chicos, uno por laburo dejó, el otro se recibió de profe de Educación Física como yo: era más chico y se volvió al pueblo. Con Claudio con esto del blues teníamos algo; y empezamos a buscar: lo enganchamos al Toto Santisteban, el guitarrista, que justo estaba volviendo de Córdoba, de terminar sus estudios; se volvía a su ciudad natal. Conversamos y empezamos a ensayar; y así lo enganchamos al “Gato” Fernando Lara, el saxofonista, y ahí empezamos a ensayar los cuatro. Al principio era La Polaca, con una voz femenina: Paula Koropecki. Después la vi cantando bossa nova, una cantante bárbara. Mucho ensayo, pero no llegamos a debutar con Paula en la voz.
Seguimos trabajando, y bueno, después enganchamos a Alfredo (Lomanto), que fue el cantante; lo trajimos a Pancho (Francisco Bonfils) de Paraná para que toque el teclado. Y ahí arrancamos: el debut fue en La Oveja Negra, un sábado a la noche; habrá sido agosto, septiembre del 94. Y se llenó, estaba buenísimo: el lugar era otra onda, la gente era otra la onda. Tocamos... no sé, dos horas hora y pico.
Era otro sonido, otros instrumentos, era todo otra cosa. Y hoy encontrarnos en esta etapa, más maduros, pero con otras posibilidades y otros recursos, está buenísimo: nos permitió abrirnos y hacer un montón de cosas que por ahí en los 90 no se podían.
-Esa época estaba muy blusera la cosa, había muchos proyectos de blues en Santa Fe.
-En alguna parte del show vamos a contar que los 90 fue cuando había “fiesta en el club de blues local”, como decía Pappo. Acá estaban La Fulana, La Olegario Blues Band, Los Jefferson, Maxi Valldeneu, Fede Teiler; y nosotros. Había muchos que venían acá: me acuerdo de que tocamos con Botafogo, Durazno de Gala; Pappo vino dos o tres veces; Las Blacanblus; La Bolsa, de Rosario, una banda espectacular. Había mucha movida, y las bandas de acá participábamos como teloneros.
-La Mississippi.
-Sin duda: me acuerdo, en el Centro Cultural. Todo eso nos fue enseñando. fuimos aprendiendo de todos.
-A nivel de las influencias, ¿qué tenían en la cabeza en ese momento, y qué cosas fueron incorporando con el tiempo?
-Estábamos mucho con los King: con Freddie, con B.B., con Albert. El sonido nuestro iba por ahí. Hoy nos hicimos más amigos y nos volcamos un poquito más a Muddy Waters.
-Antes era más blues eléctrico de Chicago, ahora más clásicos.
-Exacto. Pero en esa época era mucho Albert King: nos caía bien, nos gustaba; nos sigue gustando por supuesto, pero en esa época era lo que nos movilizaba.
-¿Qué imágenes tienen en la cabeza o qué momentos de la historia de la banda te vienen a la cabeza?
-Arrancamos siendo jóvenes estudiantes, y jóvenes mantenidos en la casa todavía; alguno ni eso. Y la vida nos fue acompañando. Yo soy el más grande...
-A pesar del apodo...
-Sí (risas): le llevo ocho, nueve años al que me sigue. Fui el primero que me casé; mi hijo mayor iba a los recitales. Después los años nos fueron llevando a ir incorporando familiares, esposas e hijos de los demás.
Esa época de hacer lo que hoy llamamos flyers, en blanco y negro, y salir a pegarlos, hoy ya no existe: hoy los subimos las redes sociales.
-Y los volantitos en los bares.
-Esa época era eso: salir con los volantes y a pegar los afiches. Era parte del ritual, estaba buenísimo: hoy lo extraño.
Por supuesto que tenemos fotos de tocar en el Teatro Municipal, que es un edificio señorial y hermoso; me acuerdo haber tocado nosotros como show único, y después haberlo compartido con Memphis La Blusera, año 96 habrá sido: Memphis era una aplanadora.
-Era “el” momento: estaban con “La bifurcada” y “Moscato, pizza y fainá” como hits (gracias al álbum “Memphis en vivo”, del 94).
-Eran tremendos. Y lo que significaba para nosotros compartir escenario con ellos: el camarín, ir a comer; no te digo hacer una amistad, pero sí esa relación que logramos con ellos. Después volvimos a tocar en un boliche que se llamaba El Virrey, en calle 25 de Mayo: volvimos a tocar con Memphis La Blusera ahí, de buena onda que pegamos. Nos fue pasando hasta llegar, hace unos años compartir con Ricardo Tapia y con Rino Rafanelli en el Festival. Hacer un Festival es una locura: a pulmón, en el Mercado Progreso.
-Empezó en el Molino Marconetti.
-Sí, en el viejo Marconetti. Estuvimos separados: casamientos, el laburo, algunos se fueron: uno estaba en Neuquén, el otro en Buenos Aires. Nos volvimos a juntar en el 2015; lo que nos permitió la “nueva era” fue que, por más que había uno en Neuquén y otro en Buenos Aires, ensayábamos igual, y les mandábamos el ensayo por WhatsApp para que lo escuchen. De vez en cuando logramos juntamos todos y hacíamos una puesta en común, pero era mucho más fácil.
Tocamos el 26 de septiembre del 2015, fuimos a un programa que había en la Mega de Perico Fissore. Estábamos hablando Fede Teiler, Perico que era el entrevistador y yo. No sé cómo salió en la conversación, “voy a hacer un festival de blues, si el Fede me acompaña”; “Sí, Nene, yo te acompaño”.
A la semana comemos un asado con los Polacos y les digo: “Tenemos que hacer un festival de blues”. “Qué buena idea, el año que viene lo hacemos”. “No, ahora, lo tenemos que hacer, este año”; y estábamos llegando a octubre. Y en un mes y pico armamos el Festival: lo hicimos el 7 de diciembre, porque al otro día era feriado. Conseguimos el Marconetti: era un domingo, no había nada programado y nos lo dieron. En un mes y días organizamos el primer Festival; y ahí arrancamos, no paramos más.
-La base son vos, Claudio y Toto; pero les gusta decir: “Nos vamos ampliando como big band de blues, porque vamos invitando al Luli, al Gato”. ¿Cómo es tener un trío, pero tener al mismo tiempo esa dinámica de colaboración con artistas que van y vienen dentro de la escena blusera?
-Esa versatilidad está buenísima, y siempre lo tuvimos bien en claro: como base el trío, ensayamos mucho los tres solos durante mucho tiempo. Teníamos bien claro que si nosotros funcionamos bien, después los otros es más fácil que se acoplen; no cualquiera, pero es más fácil.
La vida nos llevó que nos choquemos con un vago como el Luli, que es un artista, un fenómeno; y es un loco como nosotros: preocupado porque las cosas salgan bien, y ya que salieron bien, vamos a hacerlas mejor, vamos a buscarle la vuelta para que sea mejor. Con él pegamos onda al instante, nos decía: “Yo iba al Festival de Blues y los veía tocar, pensaba: ‘Yo quiero tocar ahí alguna vez’”. Después el tocar, los escenarios, nos llevaron a que nos conozcamos y a pegar ahora onda enseguida.
También una segunda guitarra, que fue el Ale Río: desde que volvimos él siempre estuvo cerca nuestro, y siempre tocó con nosotros.
-Él en Paraná estuvo generando movida con la Asociación Litoraleña de Blues.
-Sí. Es un guitarrista fenomenal, de los mejores que hay dando vueltas acá en la ciudad.
-¿Qué puede esperar el público que vaya el 27?
-Se van a sorprender, porque por ahí generalmente van a sentarse en la butaca y a ver un show; que empieza cuando se cuenta tres y arranca la música. Y no: esto va a arrancar antes de que empiece el show en la Sala Mayor; va a empezar en hall, con artistas que van a estar recibiendo a la gente. Y una vez que eso culmina y la gente ingresa a la Sala, no es sólo música: va a ser una una historia relatada de estos 30 años de blues. Desde los 90, esa fiesta de blues local, hasta los 2000 que medio nos apagamos y quedamos los bluseros que insistíamos nada más; y el renacimiento acá en la ciudad con el Festival, que creo que fue una de las cosas que nos permitió unirnos a todos de nuevo.
-Después del 27 ¿cómo sigue?
-Tenemos pensado entrar a la sal a de grabación: vamos a grabar algunos temas nuestros que tenemos, de los 90 y algunos temas nuevos. Le queremos poner pila a eso: grabarlos para sacarlos y que empiecen a correr en todas las redes. Así que nos vamos a ocupar mucho de eso.
Veníamos armando algo y lo descuidamos para enfocarnos en esto. Pero sí, después del 27 nos enfocaremos en el estudio: tenemos los turnos ya reservados para arreglar, terminar; porque se ponen más detallistas los viejos (risas). Esto es blues, es lo que fluye, pero nos ponemos detallistas. Así que nos vamos a meter en eso, y ya pensando en el 10° Festival de Blues, que ya tiene fecha: el viernes 18 de octubre, en el Mercado Progreso.
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