(Enviado Especial a Porto Alegre, Brasil)
El defensor de la selección y del Ajax admitió que “cuando las cosas no salen se crea una atmósfera en la que uno no quiere estar jugando”, dijo que “no quiero hablar de que somos candidatos” y que “lo único que quiero es que termine un partido y sienta que hicimos las cosas bien, por más que ganemos o perdamos”.
(Enviado Especial a Porto Alegre, Brasil)
Pesa toneladas la camiseta. Hoy es así, porque esta sequía de logros y el haberse extinguido una camada de grandes jugadores, todos triunfadores en sus clubes pero con la deuda interna pendiente de la selección, torna aún más pesada la herencia. Hay jóvenes y no tan jóvenes que desafían el compromiso. Los de mayor edad, se consumen en la urgencia y la mayor responsabilidad; los de menor edad no tienen la solvencia y la espalda para que el peso de la presión recaiga en ellos, y los de mediana edad se debaten fluctuando entre los dos extremos.
Nicolás Tagliafico tiene 26 años, pero apenas 14 partidos internacionales, de los cuales 7 fueron oficiales entre el Mundial del año pasado y esta Copa América. Su presente en el Ajax es muy bueno: jugó casi 60 partidos en toda la temporada, marcó siete goles y tres de ellos fueron en partidos de la Champions League. Su renovación hasta el 2022 fue muy festejado en Holanda. Pero admite el rigor y la exigencia con los cuales afronta este momento en la selección.
Si hasta parece que les cuesta disfrutar a los jugadores. No porque se lo tomen como un compromiso, pues en eso estoy seguro de que todos quieren estar y que darían lo que no tienen o cambiarían lo que ya tienen, por gritar ¡campeones! con Argentina. Pero es tanta la tensión, que les está costando desligarse de esas ataduras y jugar con la libertad con la que seguramente cada uno de ellos juega en sus clubes.
—¿Es así?, ¿se sienten atados por la responsabilidad?
—Cuando las cosas no salen como uno quiere, entra a jugar la desesperación, perdemos la pelota y eso nos genera más problemas. Eso va creando una atmósfera en la que uno no quiere estar jugando, no queremos vivir una situación así. Pero es lo que nos toca y la personalidad es fundamental para salir adelante. La personalidad y entender que hay grandes jugadores para salir adelante.
—Scaloni dijo que el equipo perdió el miedo. ¿Compartís?
—No sé si llamarlo miedo... Cuando las cosas no salen, uno se empieza a hacer preguntas y en vez de jugar simple y sumar confianza, hace lo que no debe. En este partido intentamos que las cosas fluyan sin la desesperación por llegar rápido al arco rival.
—¿Eso es lo que pasó con Colombia y Paraguay?
—Nos pasó... Y no sólo que nos pasó, sino que eso generó que nos lleguen y que nos llenemos de dudas. Pero ganamos este partido, sin encontrar el nivel de juego, pero ganamos. Ahora viene Venezuela, ya lo conocemos, perdimos con ellos el año pasado y habrá que tomar los recaudos que correspondan.
—¿Ayudó el hecho de haber marcado un gol a los 4 minutos?
—Sí, claro. Eso nos dio tranquilidad, pero igual no supimos aprovecharlo porque empezamos a perder la pelota y eso nos provocó esa desilusión adentro de la cancha que nos llevó a meternos atrás y le regalamos la pelota a ellos. En el segundo tiempo mejoramos, hubo más espacios y tanto Leo como el Kun supieron aprovecharlos.
—¿Y si perdíamos y nos volvíamos a casa?
—Uff... Iba a ser muy duro, nosotros tenemos que estar arriba, pero esto es fútbol y se podría haber dado de jugar otro mal partido y terminar empatando, porque el fútbol es así. Haremos lo mejor posible para volver a ganar, pero este es un proceso que nos va a llevar tiempo y todos tenemos que entenderlo así. Tenemos que terminar con esto de andar tapando agujeros, porque eso nos perjudica más.
—¿Creés que están dadas hoy las condiciones para que así sea?
—Hay que plantearlo de esa manera y entenderlo. Todos somos argentinos y todos queremos ganar y salir campeones siempre, pero si no tenemos una estructura va a ser muy difícil que lo logremos. Yo lo veo así. No sirve que estemos tapando hoyos todo el tiempo, como te acabo de decir.
—Ahora llega un momento de la competencia en la que no sólo arranca un torneo nuevo, si me permitís la expresión, sino que es a cara o cruz: si ganás seguís y si perdés a casa. ¿Qué hay que hacer para ganar?
—Como primera medida, meter más presión porque si no, si dejás hacer al rival, te termina encerrando en tu arco. A eso lo tenemos que corregir. Y lo otro, la tranquilidad e inteligencia para tener la pelota, armando el juego con una buena cantidad de pases y no siendo tan directo.
—¿Puede ser que ante Qatar hayas tenido más libertades?
—A veces no es correcto pasar al ataque y no es porque uno no quiere. A veces pasamos el medio y somos muy directos, entonces eso no ayuda a que el lateral pase al ataque, porque después tiene que volver muy rápido corriendo casi 60 metros. Como no jugamos con un volante extremo por izquierda, a la cancha la tuve que abrir yo contra Qatar.
—¿Viste alguna similitud con lo que pasó en Rusia el año pasado?
—Fue diferente lo del año pasado. Nosotros acá sabíamos que podía pasar esto que pasó, no jugamos como queríamos pero fue distinto a lo de Rusia.
—Mencionaste al pasar lo de la falta de presión. En este partido con Qatar se jugó con tres volantes de juego en el medio y con tres delanteros. ¿Desde atrás se ve que es notoria la falta de marca en el medio?
—No es sólo en el medio, sino que debe ser algo en conjunto. Si no se presiona y no se marca, es normal que los del medio sufran. Hay que arreglarlo en conjunto y no sólo caerles a los del medio. Y eso tiene que ser un objetivo del equipo y no de un aspecto individual o de un solo sector de la cancha.
—¿Somos candidatos o todavía no?
—No pienso si somos o no candidatos. En lo único que pienso es en hacer un buen partido, por más que se gane o se pierda. ¿Sabés qué quiero?, que termine un partido y sentirme conforme por más que el resultado no sea positivo. Con Qatar hicimos muchas de las cosas que queríamos hacer, pero no las suficientes como para que me vaya conforme.
—¿Mejoraste cuando entró Acuña?
—El “Huevo” es un jugador que puede jugar por la banda, de volante o también de lateral, en su equipo lo hace. Es fundamental la comunicación, porque es un jugador muy intenso, que sirve mucho para la presión. Entonces, hablando adentro de la cancha nos podemos acomodar tranquilamente para ver quién va, quién se queda y cómo presionamos.
—Noto que por un lado admitís que están jugando bajo presión, pero por el otro te querés desligar de ese reto de salir campeones...
—Te repito que, como cualquier argentino, quiero ganar y salir campeón, pero que acá estamos necesitando de una estructura y no de tapar agujeros.
—¿No ves que se esté en un proceso?
—Los argentinos somos muy propensos a tapar agujeros, se ha dado muchas veces. Por eso insisto en que necesitamos una estructura. Es lo que yo pienso.
¿Se podrá seguir así?
Tres volantes ofensivos y tres delanteros tiene la selección. Bielsa dijo alguna vez que “si usted arriesga y le empatan, será criticada la nobleza y reclamada la especulación; pero si usted especula e igual le empatan, va a ser criticada la especulación y reclamada la nobleza”. Sirve como una buena razón para señalar de qué se trata el equilibrio en el fútbol. O si no, recurrir a la famosa “manta corta” de Tim (“si te tapás la cabeza, te destapás los pies, y si te tapás los pies, quedará al desnudo la cabeza”).
La única forma de que esto que hace Scaloni funcione sin sobresaltos, es logrando dos cosas: 1) tener más la pelota que el rival y forzar al sacrificio extremo de todos para recuperarla bien rápido cuando se la pierde; 2) haciendo más goles que el adversario. Esto último parece una verdad de Perogrullo, porque siempre gana el que hace más goles, pero es lo que mejor define a un equipo que prescinde de un sistema de contención en el mediocampo y que se expone demasiado a que le manejen la pelota, a que tarde en recuperarla y que sufra en defensa.
Sirvió el plan ante Qatar, desnudó fallas contra Paraguay pero la pregunta es si puede ser una opción ante rivales de mayor envergadura, que arrimen otra clase de exigencia. Además, no hay un funcionamiento defensivo sólido. Eso está muy claro también y creo que algo (o bastante) contribuye esa escasa contención en el mediocampo.