Esta vez el sueño duró una fase más. ¿Por qué otra oportunidad despilfarrada?
Unión igualó 0 a 0 en el partido de vuelta y fue eliminado de la Copa Sudamericana por Bahía, que tras los dos encuentros no hizo mucho más que el Tate. El 1-0 de la semana pasada en el Fonte Nova fue la razón por la cual se le acabó el sueño al rojiblanco.
Esta vez el sueño duró una fase más. ¿Por qué otra oportunidad despilfarrada?
Porque bien vale repasar lo que sucedió el año pasado. En la edición anterior Unión fue eliminado por Independiente del Valle de Ecuador, un mediocre equipo que llegó al 15 de Abril para disputar el partido de ida de la primera fase de la Copa Sudamericana con apenas 14 jugadores y con varios de ellos sin haber debutado todavía en la primera división del fútbol ecuatoriano.
Unión le ganó bien. Fácil diría. Pero sólo 2 a 0. En ese debut internacional unionista, el elenco tatengue marró dos penales y el segundo tanto llegó cuando el encuentro casi legaba a su fin. Fue un cotejo para golear por lo menos 4 a 0 pero la diferencia de dos goles igual parecía suficiente.
¿Qué pasó en la revancha en Quito? Unión perdió 2-0. Hubo que definir la serie desde los 12 pasos, y el Tate no pudo contra el local, quedando afuera del certamen continental de una manera casi increíble, más que nada por lo sucedido en el encuentro de ida en la avenida.
En esta segunda participación consecutiva de Unión en la Copa Sudamericana, el equipo de Leonardo Madelón, allá por febrero de este año, dejó en el camino a uno de los equipos más poderosos de Brasil: Atlético Mineiro.
¿Cómo? Ganándole (y goleando) con autoridad 3-0 en la avenida, porque en la vuelta, en el Mineirao, el local venció al rojiblanco 2-0, pero no le alcanzó para que el sueño de Unión siga su curso.
Claro que eso pasó en febrero. De ahí hasta estos días pasaron muchas cosas. La aparición de la pandemia de coronavirus entre ellas, y todo lo que trajo aparejado.
A pocos días de empezar la cuarentena se fue "Leo" Madelón, y con él varios jugadores importantes que lograron clasificar al equipo para la Sudamericana 2020.
Pasaban los meses y la dirigencia no lograba "abrochar" un técnico. Hasta que apareció en carpeta Juan Manuel Azconzábal. Luego de muchas conversaciones, el "Vasco" se hizo cargo del diezmado plantel y comenzaron a llegar los "refuerzos", que a excepción de dos o tres, la mayoría sólo llegó para engrosar la plantilla unionista.
Toda esta extensa introducción nos deposita a Unión jugando dos competencias. El torneo llamado ahora Copa Diego Maradona, en el cual está cumpliendo una discreta actuación, y en la que deberá sumar un punto ante el invicto Atlético Tucumán en la última fecha para asegurarse la clasificación a la zona Campeonato.
Y la Copa Sudamericana, que se reanudó a fines de octubre, y que lo tuvo a Unión jugando la segunda ronda ante Emelec de Ecuador, a quien "barrió" perdiendo de local 1-0 y ganando de visitante en Guayaquil 2-1.
El próximo rival unionista fue Bahía de Brasil. Si bien todo equipo brasileño es complicado, el "Tricolor" no es uno de los poderosos. Y eso quedó evidenciado en el choque de ida, la semana pasada.
Si bien Unión cayó 1-0, el equipo del "Vasco" no hizo las cosas mal. Le faltó tranquilidad a la hora de definir las pocas pero claras situaciones generadas, convirtiendo al arquero Douglas en figura del partido disputado en el estadio Fonte Nova.
Después de esa experiencia en Bahía, las esperanzas se acrecentaron. Entre lo poco que mostró el equipo brasileño en su casa y lo bueno que Unión había hecho, la sensación era que acá la historia se podía dar vuelta.
Y a pesar de que el elenco rojiblanco bien pudo lograrlo, lamentablemente no fue así. Las razones se pueden encontrar fácilmente. Estuvieron lógicamente dentro del campo de juego pero también fuera de él.
Esta vez Unión no jugó bien, y mucho tiene que ver el "Vasco" Azconzábal. En principio no se entendió lo que quiso hacer con la decisión de dejar en el banco a Cabrera, pero además, no sé cuál fue el motivo por el cual el uruguayo, figura en muchos partidos y autor de varios goles, recién ingresó a los 31 minutos del segundo tiempo, cuando el trámite del encuentro y la obligación tatengue por marcar un tanto para por lo menos empatar la serie era cada vez más urgente.
Es más, al comenzar el complemento ordenó la entrada del pibe Esquivel en lugar de Zenón, a quien le había dado la confianza para meterlo de titular y que tras 45 minutos lo "mandó al frente", siendo que el juvenil zurdo no había desentonado tanto y aparte era el encargado de casi todas las pelotas quietas.
Hablando de pibes, cuando las "papas quemaban" y ya no quedaba tiempo para nada más que algún milagro, el entrenador decidió los ingresos de Comas y González, dos "pibitos" que podrán tener un futuro bárbaro, pero que de ninguna manera tendrían que haber sido expuestos en un puñado de minutos durante un partido de estas características.
A esta altura ya no se puede hacer más nada. La ilusión unionista en la Copa Sudamericana quedó trunca nuevamente, sólo que esta vez duró un poco más que en la edición anterior.
Pero sin dudas es el momento de repensar y reordenar las cosas. Se perdió una gran chance de continuar en un campeonato internacional de jerarquía ante un rival que no la tiene.
Indudablemente, aunque con un poco más de vida y de suspenso, Unión despilfarró otra gran oportunidad...