El Litoral
Independiente y Colón tienen sus formas y tratarán de hacerlas prevalecer, en un partido entre dos equipos que tienen que empezar a ganar en la Superliga, por más que tengan objetivos coperos. Juegan este sábado a la hora del almuerzo.
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Son similares los momentos y las campañas. Ni Independiente ni Colón han logrado triunfos en la Superliga, pero siguen en carrera en sus respectivas copas. En el caso de los sabaleros, habiendo dejado en el camino al San Pablo y esperando por Junior. En el de los de Avellaneda, aguardando el gran choque por la Libertadores ante Independiente, del próximo miércoles.
Este último detalle es fundamental para entender algunas decisiones de Holan, el técnico. Si bien no cambiará en lo táctica y casi con seguridad tampoco lo hará en cuanto a la idea, hay jugadores que se reservan de cara al cotejo copero del miércoles.
Bustos, Figal, Gastón y Francisco Silva, Pablo Hernández y Silvio Romero son algunos de los jugadores que el técnico rojo va a preservar para ponerlos, casi con seguridad, en el encuentro ante River. Igualmente, es un equipo para respetar y tomar recaudos el de este sábado, pues la eliminación sufrida por Independiente ante Brown de Adrogué, por Copa Argentina, ha calado hondo y hasta motivó un enojo de Holan, que fue muy duro con sus jugadores luego de ese encuentro.
Hasta en eso se parecen los momentos de ambos rivales, pues también Colón viene de caer en la Copa Argentina. Claro que el rival (San Lorenzo) merece otro tipo de análisis (no es de una categoría inferior como ocurrió con Independiente) y el del viernes pasado en Rosario fue un encuentro que dejó algunas conclusiones positivas para Domínguez.
Tanto es así, que el técnico ha resuelto —aunque nunca lo confirma con anticipación— que va a mantener el mismo equipo. Claro que esto ha quedado supeditado a la recuperación de Leguizamón, que está en el listado de viajeros y que ha tenido una gran evolución del esguince leve de tobillo izquierdo que lo puso en duda a principios de la semana.
El buen rendimiento de Chancalay y Mariano González, que fueron sustituidos sin mayores argumentos por Domínguez durante el encuentro con San Lorenzo, han posibilitado una mejora futbolística del equipo. Colón iba ganando jugando un buen partido, pero todo se desmoronó en los 25 minutos finales. San Lorenzo lo igualó, casi lo da vuelta (Burián le detuvo un penal a Blandi) y luego lo perdió en la serie de penales. Una lástima desde lo matemático, pero un buen síntoma en lo futbolístico.
Nunca pasan desapercibidos los choques entre Colón e Independiente. Hay una historia de jugadores que han pasado de Colón al Rojo, sobre todo en la década del 70, que acercaron mucho a ambas instituciones. Basta con recordar aquellos nombres ilustres, como los de Baley, Villaverde, Trossero, Mazo, Brítez y Zimmermann, entre tantos otros, para entender que hubo un estilo de juego que los identificó. Claro que contribuyó bastante un hombre como el Pato Pastoriza, otro de los que hizo historia en los dos clubes. Mucho más en Independiente, donde llegó a ganar absolutamente todo, como jugador y entrenador, pero también en Colón, porque apareció en esos tiempos de malaria en la C y fue transferido a Racing, generando un ingreso de dinero que fue fundamental para la institución.
Ese estilo de juego depurado, bonito, virtuoso, fue propiedad de Colón e Independiente en la década del 70. Y más acá en el tiempo, Colón ha tenido muchísimas satisfacciones visitando al Rojo, al punto tal que le ganó en 10 oportunidades a lo largo de la historia, ya sea en la cancha de Independiente o también en la de Racing, que fue utilizada por Independiente cuando estaban remodelando el Libertadores de América.
Pero el de este sábado será un capítulo con necesidades para ambos. Tienen la mente puesta en las copas, pero no pueden descuidar el torneo local. La tradición de Independiente lo exige, y Colón también necesita empezar a sumar de a tres en la competencia vernácula. Por eso, la promesa de un partido con dos equipos que saldrán, quizás con estrategias distintas, a buscar el triunfo, está latente.