José E. Bordón [email protected] Desde hace algunos meses, en la economía santafesina ha comenzado a evidenciarse la preocupación por un presente lleno de dificultades. Las medidas económicas comenzaron a sacar a la superficie los problemas que genera el proceso de importación vigente. Y eso ya tiene un impacto económico y social muy trascendente. Los rubros calzado, lácteos, heladeras, motores y muebles son los que soportan el mayor impacto de las importaciones. Un ejemplo se observó días atrás cuando el Ministerio de Producción provincial y la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) presentaron un actualizado informe elaborado por el Observatorio de Importaciones, el cual confirmó que durante agosto y septiembre se mantuvo el sostenido ingreso de productos del exterior. En el sector calzado, los productos importados ya ocupan el 20 por ciento del mercado y en heladeras, el 15 por ciento. En muchos de los sectores relevados, la recesión golpea en límites críticos. Al 20 de septiembre ya habían entrado 19.326.118 pares de calzados. Un caso testigo: la fábrica Wyler’s, de Alcorta, al sur de la provincia, que ocupa a 140 obreros, presentó un procedimiento de crisis, abriendo retiros voluntarios para 40 trabajadores. En la última semana de septiembre, ingresaron 1.107.678 más. Según información de la Cámara Santafesina de fabricantes, las ventas este año caerán un 20 por ciento para cerrar en 110 millones de pares en el país. A este ritmo, se estaría superando el 20 por ciento del mercado nacional ocupado por producción del exterior. En heladeras, las importaciones subieron 274 por ciento, pasando de 22.577 a 84.440 unidades en el período analizado. Desde 2010, las firmas del sector venían en un plan de expansión, con el cual habían llegado a producir el año último el 97 por ciento del total de las unidades vendidas en el país, que fueron 1.155.758. Por la retracción de la demanda, el mercado nacional de heladeras de este año será de 800 mil. Ello significa una caída del orden del 30 por ciento. En este marco, dos de las tres fábricas de Rosario aplicaron programa de suspensiones durante el año. Hay un dato revelador: con la suba de importaciones y la baja del mercado local, la participación de los importados en el mercado pasará de 3 por ciento al 15 por ciento. En el rubro golosinas, con San Carlos y Rafaela como localidades afectadas, el Observatorio verificó el ingreso de 1.506.979 kilos de chicles importados, cifra superior un 38 por ciento al año último y casi un millón de kilos de chupetines importados (910.599), un 98 por ciento más que en 2015. De enero al 20 de septiembre de 2015, se habían importado 1.346 toneladas de caramelos duros, blandos y confitados. Este año, en el mismo período, ingresaron 3.689 toneladas de esos mismos caramelos. En muebles, la caída de las ventas, cercana al 30 por ciento, se siente en todas las localidades. Pero el impacto fue más fuerte en Cañada, que trabaja la línea de muebles con placas de MDF, de menor costo. La importación subió un 38 por ciento. El último caso denunciado fue el de la fábrica motores Czerweny, de Gálvez. Esta empresa, que incorporó tecnología y personal para sustituir motores chinos, fabricó el año pasado 12 mil motores para aire acondicionados y durante estos meses no tuvieron ningún encargo por la baja de las ventas.