De la Redacción de El Litoral
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Los juegos son nuevos, hay canteros con flores y wifi público. Pero también hay viejas farolas tumbadas en el piso, rotas y sin artefactos de iluminación.
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Nadie puede decir que la plaza Cristóbal Colón, la que todo el mundo conoce como la plaza de las palomas, ahora esté abandonada. Hay prolijos canteros con flores, wifi público y un bloque que parece “nuevito” de juegos para los chicos, que incluso incluye hamacas para niños en silla de ruedas, un verdadero aporte hacia una ciudad más inclusiva.
Esta semana, cuando la recorrió El Litoral, el espacio verde estaba bien barrido, contaba con cestos suficientes —una situación que no se replica necesariamente en otras plazas—, se plantaron árboles, y hasta estaba relativamente limpia la fuente que tiene el mapa de la provincia de Santa Fe, que suele ser una buena metáfora del estado general de la plaza.
Es que los que tienen más de treinta años recuerdan que llegó a tener pececitos naranjas —lo que hoy parece parte de una novela del realismo mágico—, pero en la historia reciente, en cambio, el agua de la fuente parecía un caldo oscuro en el que flotaban envases de jugos, gaseosas y hasta pañales usados.
El problema, quizás, es el contraste entre la mayor prolijidad general y el estado de las viejas farolas: los clásicos “chupetines blancos” que marcaron la identidad de la plaza —y otros parques de la ciudad— durante décadas.
Hay una de estas farolas que está tumbada en el piso, muy deteriorada. Hay varias más que ya no tienen “la bola” del chupetín y no iluminan nada. A este cuadro hay que sumar algunas baldosas rotas y otra paradoja que se da en muchas plazas de la ciudad: los mástiles no tienen banderas, en este caso en la plazoleta que está en frente, yendo hacia Belgrano.
Un poco de historia
El característico palomar que hay en la plaza Colón se construyó en la década del 40, en el marco de una remodelación general que se hizo de este espacio.
En un primer momento alojó unas 50 palomas, que luego se fueron reproduciendo.
A lo largo de estos años, la cantidad de aves ha llegado a superar los 1.000 ejemplares, pero en los últimos años la cantidad ha bajado.
Durante décadas, éste fue uno de los principales espacios verdes de la ciudad —en combo con los juegos que había en el Parque Alberdi— y las palomas eran una verdadera atracción para los chicos, lo mismo que los peces que había en la fuente.
Pionera
La plaza Cristóbal Colón es apadrinada por UPCN. En octubre de 2008, el gremio tuvo la idea de incorporar juegos para chicos con movilidad reducida a partir de una propuesta de la Fundación Sumar, cuyos integrantes los habían observado en otras provincias e incluso en el exterior. Así, se convirtió en el primer espacio verde de la ciudad con juegos para todos los chicos.