Nicolás Loyarte
[email protected]
@nicoloyarte
Convocaron a expertos y activaron un plan para modificar las conductas violentas.
Nicolás Loyarte
[email protected]
@nicoloyarte
En la cancha todo vale. El abogado “escupe” insultos en la tribuna alocado cual barrabrava, su hijo lo imita y se prenden al alambrado para decirle barbaridades al juez, vuelan rollos de papel o piedras si hay visitantes, todo parece anárquico cuando impera la “ley de la cancha”. En la puerta se vende cerveza en envases descartables, “de canuto”, porque está prohibido, y si hay “piñas”, la policía dispersa, nadie queda detenido: “¡Sacate la gorra, botón!”, les gritan mientras escapan y entran a la cancha.
Esta lógica de cancha que olvida todo código de convivencia ciudadana es la que el Estado pretende modificar. Para ello, en Santa Fe se creó hace ya tres años la Dirección Provincial de Coordinación de Seguridad en Competencias Deportivas y Espectáculos Masivos, bajo la órbita del Ministerio de Seguridad, que tiene como consigna hacer entender que “la seguridad de las personas que asisten a un evento deportivo de carácter masivo no sólo es una necesidad sino también un derecho de los ciudadanos, y por ende el Estado debe garantizar su cumplimiento”, se explica desde el área.
Lo cierto es que pese a ello, la violencia sigue imperando en la cancha, tanto en Colón como en Unión, al igual que en el resto de los clubes de la provincia y del país, por lo que los ciudadanos siguen desprotegidos del derecho a la seguridad cuando van a ver a su equipo o son parte de esa violencia como protagonistas de conductas ilegales.
Por este motivo es que desde el área de seguridad en espectáculos deportivos, trabajan en un plan que involucre a los hinchas y los haga partícipes del cambio que se pretende. Para ello, pretenden conformar un Foro de Hinchas, del que participarán miembros de peñas, agrupaciones y filiales de Colón, Unión, Rosario Central, Newell’s y A. Rafaela.
Los hinchas mantienen reuniones con un equipo de profesionales del área de seguridad deportiva, encabezado por un sociólogo reconocido en la materia y un especialista en ciencias de la comunicación que lo acompaña. Se trata de Santiago Uliana y Juan Manuel Sodo, quienes siguen de cerca el tema desde la academia desde hace años, en los claustros de las universidades de Buenos Aires (UBA) y de Rosario (UNR). “Traemos todo lo que desde hace algunos años se viene investigando desde las universidades argentinas, una producción abundante, financiada por el Estado”, explicó Uliana, y agregó que ahora pretenden “trasladar ese conocimiento de base científica a las políticas públicas, a acciones concretas que disminuyan la violencia en el fútbol”.
Cambio de paradigma
Para llevar a cabo un plan estratégico, en una primera etapa se implementaron “reuniones de cancha”, para coordinar entre la policía, clubes, personal de control (Utedyc), e inspección de municipios, los operativos de seguridad en los partidos de fútbol de Primera División en Santa Fe, consiguiendo “una significativa disminución en el registro de irregularidades e incidentes”.
“Una vez logrado que funcionen las ‘reuniones de cancha’ se decidió avanzar y fue allí (en mayo) cuando nos convocaron a nosotros”, explicó Sodo. Según determinaron, no basta con poner más policías en los operativos, modificar las leyes ni transferir responsabilidades. Es momento de “avanzar hacia la construcción de un nuevo paradigma de seguridad deportiva”, que busca solucionar los problemas con el aporte de los propios actores involucrados.
Los especialistas creen que con mayor presencia policial se “militariza” el espectáculo, lo que deriva en una infructuosa judicialización del debate que no previene ni modifica el problema, ya que “la violencia en el fútbol es considerada por sus actores como una práctica legítima”. Los hinchas creen que es el Estado, la policía y los dirigentes, quienes deben hacerse cargo de la seguridad, lo que imposibilita su “autocontrol” ético. También se les hecha la culpa a los jugadores “que incitan a la violencia” y a la prensa “que la fomenta”.
Este nuevo paradigma busca también que no se circunscriba la seguridad a los “pulmones” en la tribuna (espacios vallados de separación de hinchas) ni a la prohibición de los visitantes. Para los especialistas, la seguridad se debe conseguir con la presencia “del otro”. Para Uliana y Sodo, a este problema no lo resuelve la policía imponiendo disciplina; ni la tecnología, con las cámaras de seguridad; tampoco elevando el precio de las entradas.
Foro de hinchas
Entonces, en una segunda etapa del plan los especialistas se plantearon objetivos graduales a alcanzar en el lapso de un año, con acciones concretas para cada uno de los actores: la policía, los hinchas, los medios de comunicación y los dirigentes de los clubes. Y ahora, en una primera instancia, trabajan junto a los dos primeros, a los que consideran “clave” en el asunto.
En ese sentido, se ideó un Foro de Hinchas Organizados de Santa Fe, que congregará a simpatizantes —que no son barrabravas— de los cinco clubes santafesinos de Primera División de fútbol. “Nosotros no vamos a hacer nada con los barras, lo cual no implica que el Estado, en paralelo, tenga que hacerlo, ya que se trata de delitos complejos y criminología, que es un terreno en el que no entramos”, remarcó Sodo. En cambio el foro quieren “discutir, elaborar y consensuar acciones para una política pública que contemple la voz del hincha” en el control de los estadios.
Los especialistas fundamentan la inclusión en que “los hinchas organizados en peñas, filiales y agrupaciones son expertos conocedores de la realidad del fútbol”, por lo que fueron convocados para “re-direccionar la vinculación entre Estado, clubes y políticas de seguridad, en la búsqueda de hacer de la experiencia del fútbol como hecho cultural un espacio seguro a la vez que se respeten las identidades colectivas, los derechos de las personas y la participación ciudadana”.
Los miembros del equipo de trabajo ya mantuvieron reuniones con los hinchas de los clubes santafesinos para avanzar hacia el día del encuentro de todos ellos en el foro. “Todavía no tiene fecha de realización porque es el punto de llegada”, explicó Sodo y agregó: “Consistirá en juntar a todos los hinchas, con el desafío que ello implica por las rivalidades, para que trabajen sobre la seguridad, entre otros temas”.
El encuentro “tendrá un formato de taller, por la mañana los hinchas contarán sus experiencias en la materia, habrá un almuerzo y por la tarde se coordinarán tres talleres: la vuelta del visitante, cómo mejorar la seguridad y el tercero cuya temática saldrá de las charlas con los hinchas”, continuó Sodo.
“Hemos ido juntándonos con los hinchas, tejiendo una red de diálogo”, intervino Uliana, porque “pensamos que en la cancha hay un clima de violencia del que participan todos. Estamos lejos de pensa que existe un único factor de violencia”.
Policía especializada
En cuanto a las fuerzas de seguridad, pretenden una transformación hacia una policía especializada en seguridad deportiva. Los expertos consideran a la fuerza como “uno de los principales nudos problemáticos” de la seguridad en el fútbol. Y parten de la visión que los hinchas tienen de ellos, a quienes perciben no como una autoridad de seguridad sino como una hinchada más, “la hinchada azul” o “de uniforme”, que “no pueden controlarse por sí solos”.
“Así fue que el espacio del estadio en Argentina fue construyéndose como un espacio de riesgo e intrínseca peligrosidad”, argumentan Uliana y Sodo. Y ante ello plantean una alternativa en la prevención y regulación de las fuerzas de seguridad, mediante la formación y capacitación permanente. Esta policía especializada estará abocada a adquirir experiencia en la seguridad deportiva, revisar casos y problemas puntuales en cada cancha, debatir el modo en el que se actúa ante los incidentes recurrentes, elaborar protocolos de acción provinciales y contribuir en el cambio de la cultura futbolera hacia modos no violentos.
A principios de agosto, unos 80 policías participaron de un taller en el que los agentes expusieron su visión del problema y se delinearon pautas de acción. “La idea es que esto tenga una continuidad y sea una usina permanente, con generación de ideas que surjan desde la propia policía”, explicó Sodo.
“El conocimiento científico puede aportar en materia de política pública a una mejor visualización de las problemáticas y la posibilidad de evaluar el impacto” mediante la “sistematización de una serie de datos científicos que habiliten, por un lado, a una mejor lectura y comprensión de la violencia en el fútbol y las situaciones conflictivas, y por otro, a la evaluación de las líneas de acción desplegadas”, explicó Sodo.
Convenio con la UNL
La Dirección de Seguridad en Espectáculos Deportivos firmó un acuerdo con la carrera de Sociología de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) para la difusión del tema entre estudiantes, la formación de futuros miembros calificados del área, la sistematización de información para construir datos que sirvan para implementar políticas y la formación de los nuevos policías de seguridad deportiva.
La violencia en el fútbol, bajo la lupa de los estudios sociales
Desde la Dirección de Seguridad en Espectáculos Deportivos se está cambiando el paradigma de seguridad, en busca de formas de convivencia tolerante en el reconocimiento de la diversidad constitutiva de las identidades futboleras, el autocontrol responsable, y el rescate de los componentes carnavalescos del ritual futbolero en detrimento de sus componentes dramáticos de mortificación (Archetti, 1985).
Esto implica la promoción de prácticas asociadas a la no violencia en los hinchas y el ensayo de otras maneras de prevención y regulación por parte de las fuerzas de seguridad; en ambos casos, a través del avance en materia de formación y capacitación.
En la caja de herramientas del campo de estudios sociales y culturales sobre hinchadas y fuerzas de seguridad hay llaves conceptuales que pueden servir como instrumental para repensar la seguridad en la cultura futbolística argentina, y dentro de ella en la santafesina, que tienen sus particularidades y especificidades.
Una de esas “llaves” está definida por la “noción de aguante”, entendida primero como la resistencia de los hinchas a la adversidad y al dolor físico, y se mide con la cantidad de cicatrices, heridas, trapos robados, anécdotas, piñas dadas y patadas recibidas; y en segundo término, como la resistencia a la adversidad y al dolor deportivo, que se mide en kilómetros recorridos para ver a su equipo, decibeles, afonías, cantidad de presencias, insolaciones o resfríos.
Otra herramienta está dada por lo que se denomina “binarismo endogámico” (Palma y Galvani, 2005), es decir, la configuración identitaria de un nosotros que funciona por contraste (ellos). En este sentido, cuando se la destina para cumplir funciones de seguridad en los estadios, la policía no es percibida por los hinchas como la Ley o como el Estado en la calle sino como una hinchada más, la más peligrosa, la hinchada de uniforme.
Y el tercer concepto es “el fútbol como ritual”, un combate ritualizado, en dos planos simultáneos: el campo de juego y las tribunas. Aquí se juegan dos partidos, el de los jugadores con el resultado deportivo, y el de la tribuna, con la hinchada que se impone. Los hinchas ponen en juego no sólo el prestigio del club sino parte de su identidad posicional.
La sexualidad es lo que está en discusión, lo que se juega es la condición de macho, la virilidad y la conservación de ese espacio que distingue a los “verdaderos hombres” de los otros. Y mediante los cánticos, no sólo tratan a sus rivales de “homosexuales” sino también de niños. Descalificar al otro es convertirlo en niño, es negarle su adultez y su autonomía.
Hay una reafirmación de la identidad del colectivo de pertenencia que se estructura socavando la identidad del otro a través de la descalificación y la humillación, negando su sexualidad, su adultez y su autonomía (“hijo bobo”), su valor y hasta su propia existencia (“no existís”).
Enunciados estos problemas, se plantea hoy como principal desafío para construir un nuevo paradigma de seguridad en torno del fútbol argentino, la participación de todos los actores involucrados, lo que incluye a los hinchas, lejos del concepto de que todo se resolverá a través de “iluminados expertos con soluciones mágicas”. Así, el problema ya no es “el otro”, ni “del otro”. Con ese espíritu se conformó el Foro de Hinchas. (Extraído de los documentos de investigación de los especialistas Sodo y Uliana)