Tomás Rodríguez
Fue el día que destronó al crédito de todos los porteños: Jorge Fernández. Cuatro años después, el mejor boxeador de todos los tiempos se consagraba campeón del mundo.
Tomás Rodríguez
Especial para El Litoral
El sábado 3 de septiembre de 1966 en el estadio Luna Park de Buenos Aires, el púgil santafesino Carlos Monzón (71,500 kilogramos) alcanzó su consagración en el país al arrebatarle el título argentino de los Medianos al experimentado monarca porteño de la división, Jorge José Fernández (72,300 Kg).
El combate fue dirigido por el árbitro Alfonso Araujo y el fallo de los jurados fue el siguiente: Giusti: 238-236; Stern: 237-235 y Eloy González: 237-235. La tarjeta del enviado especial de “El Litoral”: 236-234, todas ellas a favor del desafiante.
ELOGIOS DE BRETTI
“Santa Fe tiene desde anoche a un auténtico campeón argentino de los medianos, de notable valor pugilístico en la figura de Carlos Monzón y su éxito ante la jerarquía de un oponente de las kilates de Jorge José Fernández, lo proyecta hacia horizontes que hasta ayer pertenecían al campo de los sueños”, escribió al día siguiente en el diario “El Litoral” el periodista René Domingo Bretti, especialista en esta disciplina.
CAMPEÓN PROVINCIAL
Al cumplir los primeros 40 encuentros como boxeador rentado, el sanjavierino conducido por el Maestro Amilcar Oreste Brusa, tenía como su mejor carta de presentación el triunfo conseguido el 4 de febrero de 1966 en el ring levantado en el desaparecido estadio de básquetbol -al aire libre- del Club Unión, obteniendo el cetro provincial de peso Mediano ante el rosarino Ramón Rocha (durante su extensa campaña realizó 109 peleas, dirigido por el reconocido ‘Tigre‘ Paz) a quien batió por decisión unánime de los jurados.
Su conductor, Brusa, casi dos semanas más adelante (el 19 de ese mes) le organizó otro combate en el mismo escenario, esta vez ante otro púgil procedente de Rosario, Norberto Juncos, muy conocido por el público local debido a sus confrontaciones con el crédito de Villa María Selva y campeón local de los Medianos, Roberto Chetta, quien se había retirado poco tiempo atrás.
CINTURON “EDUARDO LAUSSE”
Previo a ello, el promotor del Luna Park, Juan Carlos Lectoure había organizado la eliminatoria por el cinturón ‘Eduardo Lausse‘ que se emitía los miércoles por TV en el llamado Palacio de los Deportes, que posibilitaba al vencedor de la justa, enfrentar al monarca de esa división, Jorge “Gallego” Fernández, siendo ésta la escalera que comenzó a escalar el santafesino.
En el camino fueron quedando el invicto Celedonio Lima, a quien noqueó el 17 de noviembre de 1965 en cinco asaltos; tres semanas después corrió igual suerte el bonaerense Antonio Aguilar (tomándose desquite Monzón de uno de sus tres vencedores) por decisión unánime de los jurados y en la final del torneo selectivo a Carlos Salinas, por puntos.
PALMARES DEL CAMPEON
El récord de Jorge Fernández, el “Torito de Pompeya”, ha sido apabullante: 130 peleas en total; 117 ganadas; 3 empatadas; sólo 10 perdidas (dos con Monzón) y 84 victorias por nocaut (el 64,63 %) Es uno de los pugilistas más destacados en la historia del boxeo mundial.
De los miles de púgiles profesionales que hubo hasta hoy, muy pocos, alcanzaron los veinte años de actividad o superan los 80 triunfos por “knock out”.
Otra rareza, más para un boxeador no estadounidense ni europeo, sobre todo en su época, de campeonatos unificados y pocas categorías: estuvo primero en el ranking mundial en tres divisiones: welter, mediano junior y mediano. Fue campeón argentino, sudamericano y, casi al retirarse, español.
En 1962, no fue campeón mundial por los errores del árbitro de su pelea por la corona contra el púgil de las Islas Vírgenes, Emile Griffith, su portador: Fernández recibió un golpe bajo, el referee no lo reconoció y, en lugar de declarar ganador al argentino por descalificación, proclamó vencedor a Griffith por K.O. técnico.
CAIDA DE FERNANDEZ
Un hecho fundamental aconteció cuando transcurrían dos minutos del cuarto asalto, avanzó el “Gallego” Fernández por el centro del ring, casi descubierto y colocó una izquierda sobre el rostro de Monzón, quien hizo lo propio con un directo sobre el rostro del monarca y de inmediato sacó un directo de derecha que llegó neto a la mandíbula del campeón, quien cayó en forma espectacular, quedando en un primer momento sentado en el tapiz con las piernas hacia arriba como mirando al encordado y muy próximo a su rincón. Hubo demoras en el conteo porque el santafesino no acertó el rincón que debía ocupar.
Tras la demora, el árbitro internacional Araujo comenzó a contar y a los cinco, Fernández se puso de pie escuchando hasta ocho, de acuerdo a lo establecido por el reglamento. El campeón se apoyó de las cuerdas y pudo finalizar el asalto.
Desde entonces, el retador exhibió un plan de pelea inteligente, mostrando seguridad en sus desplazamientos, una frialdad para marcar las diferencias contra un experimentado oponente, aunque evidenciando cansancio en las piernas por la intensidad del combate. Para la mayoría de los aficionados ubicados en la popular, que aplaudieron la decisión de los jurados, fue la consecuencia lógica de un brillante accionar de Monzón, con una estrategia acertada y una excelente preparación física y síquica; mientras los situados en el ring-side y plateas mostraban su sorpresa, no aceptaban hasta allí y por un tiempo más, la figura del flamante campeón argentino de peso Mediano.
El colaborador de nuestro diario y del programa “Panorama Deportivo‘ de LT 10 Radio Universidad Nacional del Litoral, reflexionó de esta forma: “Santa Fe tiene su campeón nacional de boxeo de la división Mediano. Es un éxito significativo para nuestro deporte y lo celebramos jubilosamente”, concluyó Bretti.