La medida se dio luego de los graves incidentes que ocurrieron en la tribuna popular en el último clásico frente a Rosario Central, por la Copa Santa Fe. El Ministerio de Seguridad tomó la decisión de prohibirle a los hinchas la realización del Banderazo después de la pelea del pasado domingo en la tribuna con la barra de Newell’s y en la previa del desquite del partido que se jugará el domingo en el Gigante de Arroyito, tras el 0-0 de la ida.
Por precaución, se dispuso un dispositivo policial de unos cien efectivos uniformados y una decena de autos y camionetas apostadas alrededor del estadio sobre la avenida Morcillo y en cada puerta de acceso del estadio para no permitir el ingreso de hinchas.
Igualmente, los simpatizantes cantaron con banderas y explotaron una serie de bombas de estruendo y fuegos artificiales sobre la avenida Pellegrini, a la altura de la calle Pueyrredón. Lo curioso fue cuando empezaron a cantar contra los medios de prensa rosarinos presentes, portando una enorme bandera que decía “El periodismo no lo puede creer”, especialmente los televisivos.
El móvil de la emisora radial LT3 sufrió el vandalismo, mediante pintadas, de un par de personas que con un aerosol rojo escribieron: “Periodismo sin aliento”, en las puertas del vehículo. El ritual leproso se había suspendido por los incidentes ocurridos el domingo pasado en la cancha de Newell’s contra Central por la Copa Santa Fe, entre dos facciones de la barra brava local, que el mes pasado tuvo como saldo dos asesinatos en una cruel y violenta lucha interna por el poder, ya que su antiguo jefe, Diego “El Panadero” Ochoa, está preso y pronto afrontará dos juicios, en los que se lo señala como actor intelectual de dos homicidios.