“Las promesas del nuevo Estado por la paz, justicia y oportunidades se han desperdiciado”, dijo Ban en un discurso ante el máximo órgano de decisión de la ONU al referirse a la situación en Sudán del Sur, el país más joven del mundo.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, advirtió este jueves ante el Consejo de Seguridad que Sudán del Sur se encuentra “al borde de un abismo” y exigió un compromiso de paz a los líderes del país africano, sumido en la violencia.
“Las promesas del nuevo Estado por la paz, justicia y oportunidades se han desperdiciado”, dijo Ban en un discurso ante el máximo órgano de decisión de la ONU al referirse a la situación en Sudán del Sur, el país más joven del mundo.
También se manifestó “indignado por la magnitud de la violencia sexual” en el país y exigió “la rendición de cuentas por todas las atrocidades” cometidas, informó la agencia de noticias EFE. Los dichos de Ban se producen un día después de que la ONU anunció que documentó 120 casos de abusos sexuales durante la actual ola de violencia en Yuba, la capital, y dijo que está investigando acusaciones de que “cascos azules” permitieron a soldados sursudaneses cometer algunos de esos delitos.
Miles de civiles dejaron sus casas en las últimas semanas, muchos buscando la protección de la ONU, a raíz de la violencia armada que estalló nuevamente este mes entre leales al presidente de Sudán del Sur, Salvar Kir, y seguidores de su oponente político Riek Machar.
En agosto de 2015, Kiir y el entonces vicepresidente Machar (ahora en paradero desconocido) firmaron un acuerdo de paz que, al menos sobre el papel, puso fin a casi dos años de guerra. Sin embargo, entre el 8 y el 11 de julio pasados, se produjeron duros combates entre unidades militares rivales en Yuba y otras zonas del país, que causaron al menos 300 muertos, según el Gobierno, y el desplazamiento de más de 36.000 personas, de acuerdo a datos de la ONU.
El conflicto entre ambos bandos estalló en diciembre de 2013, cuando Kiir, de la etnia dinka, denunció un supuesto intento de golpe de Estado. La situación devino en un sangriento conflicto entre fuerzas que respondían a Machar y Kiir que causó miles de muertos y 2,3 millones de desplazados en el país del noreste de África.
Pero la violencia no comenzó hace dos años: Sudán del Sur logró la independencia tras cuatro décadas de guerra contra el gobierno de Sudán, que empleó tácticas genocidas para subyugar a la población del Sur. Gran parte del conflicto es religioso y étnico: muchos sudaneses del Norte son musulmanes y se ven a sí mismos como árabes, mientras consideran a sus vecinos meridionales como infieles (ya que son cristianos o seguidores de religiones tradicionales) y negros (pese a que todos, los del norte y del sur, suelen ser indistinguibles).