El Litoral
Cuando fue asesinado de un disparo en el pecho, Navarro estaba acompañado por un integrante de la hinchada. La policía dice que el joven es clave para saber quién mató al ladero de Pillín Bracamonte. La propia barrabrava lo tiene escondido. Se cree que para protegerlo.
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Germán de los Santos
Las pistas de una venganza narco ligada a la interna de la barrabrava de Rosario Central es lo que asoma con más fuerza en la investigación del crimen de Julio Navarro, alias Cara de goma, quien fue ultimado anteayer de un disparo en el pecho en la zona noroeste de Rosario.
Aunque no hay ningún detenido en la causa, afloraron durante las últimas horas algunos indicios que unen el asesinato de Navarro con el nuevo mapa del narcotráfico que cambió durante los últimos tres años en Rosario, donde aparecieron nuevos eslabones del negocio.
A la policía se le complica avanzar en la investigación porque la propia barra de Rosario Central tiene retenido al único testigo del homicidio, que acompañaba en el momento del asesinato a Navarro. “Creemos que es para protegerlo”, advirtió un jefe policial. Los investigadores creen que quienes mandaron a matar a Cara de goma van a buscar al testigo clave para ejecutarlo.
Ese método de esconder a un testigo, según recordó una alta fuente policial, no es nuevo en las tramas internas de la barra de Rosario Central. Recuerdan que cuando hace una década atacaron a tiros a Oscar Ferreyra, conocido como Paco Mono, ex ladero de Pillín Bracamonte, en el bar Moon la propia barra impidió que los testigos declararan qué había pasado. “En definitiva nunca se pudo avanzar en la investigación por intento de homicidio”, apuntaron desde la policía.
El temor a que se gestara un raid de venganzas tras el asesinato de Cara de Goma envolvió de preocupación a las autoridades policiales de Rosario. Por eso se seguía con atención dónde los familiares iban a realizar el velatorio. Durante el mediodía decidieron, según explicó una fuente de la barra de Rosario Central, que los restos de Navarro fueran cremados para después arrojar sus cenizas en el Gigante de Arroyito.
En su casa en el barrio 7 de Setiembre, donde fue asesinado de un disparo en el pecho cuando esperaba a un familiar dentro de su camioneta Chavrolet S10, había un trajinar de jóvenes –todos identificados con los calores canallas– que pasaban a saludar a los familiares Navarro.
Navarro fue asesinado anteayer de un certero disparo en el tórax. Estaba dentro de su camioneta cuando un joven se acercó y le disparó. No está del todo claro si el asesino estaba en un auto que lo esperaba o se trasladaba en una moto con otro cómplice.
Una vecina que es estudiante de Medicina fue uno de las primeras en socorrerlo. Cruzó la calle y trató de reanimarlo. “Casi no tenía pulso”, contó y recordó que inmediatamente después llegaron a la zona otros barras. “Pasaron el cuerpo a la parte de atrás y lo llevaron hasta el hospital. Un grupo de barras en moto hacía de custodia y abría el tráfico”, relató la joven.
En el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez se congregaron unas cien personas, entre familiares y miembros de la hinchada. Los médicos dijeron que habían logrado reanimar a Navarro, pero a las 19.40 se informó de su fallecimiento. Se vivieron momentos de tensión en el hospital.