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La fiscalía pidió penas de prisión de 22 años para Pedro Oris y 17 años para Alejandra Ríos, padrastro y madre de Camila, de 9 años. Estos la maltrataban brutalmente y la última golpiza que recibió la dejó al borde de la muerte, pero no solo se salvó, sino que hoy lleva una vida absolutamente normal. “Nunca esperamos, desde lo científico, que Camila se recuperara como lo hizo”, dijo en el juicio una de las médicas que la atendió.
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El fiscal de la Sala Uno de la Cámara Penal de San Juan pidió hoy penas de prisión de 22 y 17 años para los padres de Camila Brusotti, la niña de 9 años que se recuperó milagrosamente y por cuyo caso canonizaron al Cura Brochero.
Este mediodía, el fiscal Gustavo Manini, acusó a la madre de la menor, Alejandra Ríos, de tentativa de homicidio agravado por el vínculo y lesiones graves en forma reiterada, pidiendo la pena de 17 años de prisión.
Mientras tanto a su padrastro, Pedro Oris, el fiscal lo acusó de tentativa de homicidio doblemente agravado por el vínculo, y violencia de género y lesiones graves y solicitó 22 años de prisión.
Según se comprobó en el juicio, la nena había quedado al borde de la muerte el 30 de octubre de 2013, cuando después de ser brutalmente agredida por sus padres, llegó con pocos signos de vida, golpeada, con lesiones graves e inconscientes a la guardia del Centro Integral de la Mujer y el Niño (Cimyn) de San Juan. La pequeña fue llevada al sanatorio por la madre Alejandra Rios en brazos, y cuando llegó dijo que se había caído de un caballo, aunque los médicos que la atendieron desde el primer momento sospecharon lo peor y llamaron a la policía.
La brutal golpiza que recibió, le valió estar en grave estado y al borde de la muerte por dos meses, hasta que por un hecho que no pudo ser explicado científicamente, inició "una recuperación meteórica a principios de enero de 2014", y apenas tres meses después del ataque, comenzó a caminar sola, hablar con fluidez e interactuar con su familia.
Valeria Pardini, una de las médicas que la atendió, dijo hoy a Télam en el juicio que "nunca esperamos, desde lo científico, que Camila se recuperara como lo hizo" y aseguró que "hoy ella está muy bien, es una nena normal y en eso algo hubo más allá de la ciencia, que produjo este milagro".
Pardini indicó que "fue algo que nos tocó mucho, porque fue bastante shockeante, ya que más allá del actuar médico, todos en el sanatorio pensamos que hubo algo más, ya que era impensable que pudiera recuperarse como lo hizo". Reconoció que "como la familia de Camila es muy creyente, especialmente la abuela que es una persona divina, rezaron mucho e hicieron que interviniera el cura Brochero".
En la actualidad, y pese a los pronósticos iniciales, Camila asiste a la escuela y lleva una vida con total normalidad, y "no le quedaron secuelas físicas" de la brutal golpiza.
Mientras el milagro ocurría, la investigación judicial y policial demostró que la nena vivía en un ambiente de tremenda violencia familiar, que sufría constantemente golpizas de parte de su madre, Alejandra Ríos, y de su padrastro, Pedro Oris, que también golpeaba a su mujer.
Las audiencias del juicio posteriormente demostraron que el último ataque que recibió Camila vino de su propia madre, que fue señalada como la autora material del hecho.
Por su parte, la Asesora de Menores, Patricia Sirera, hizo hincapié en la forma en que la violencia marcó un antes y un después en la vida de Camila. Según señaló, antes de ser sometida, "la pequeña era tranquila, buena alumna, llegó a ser abanderada y no tenía problemas de ninguna índole" y que luego "se la veía hiperquinética, con graves trastornos psíquicos y problemas físicos".
Los jueces deberán fallar ahora en el caso según el pedido de condena del fiscal, quien además, pidió que no se tenga en cuenta un posible atenuante hacia Alejandra Ríos, por no tener antecedentes policiales.